Mostraron realmente muy poco el Viola y el Milrrayitas en la gélida tardenoche de Campana. Más preocupados por cuidar su arco que por vulnerar el contrario, ofrecieron un 0 a 0 que significó un punto para cada uno. O mejor dicho, dos menos para ambos.
Restaron, sin dudas. No se puede hablar de sumar cuando las intenciones de Villa Dálmine y Los Andes fueron prácticamente nulas. Porque los de Sergio Rondina tuvieron la pelota y propusieron en los pies de Dante Zúñiga pero los demás estuvieron desconectados. Algo similar sucedió en la visita que dependió exclusivamente de lo que pudo aportar Diego Cisterna y Juan Olivares.
El primer tiempo careció de riesgo. Se prestaron demasiado la pelota y lo poco que se gestó en las zonas de peligro ni siquiera le generaron trabajo a los arqueros. Una intervención de Carlos Kletnicki casi le sirve una chance clara para los de Lomas de Zamora pero raudamente el error fue reparado para irse a los camarines sin goles.
Para la complementaria, los de Camapana, mostraron una leve mejoría. Zúñiga pudo abrir el marcador con un tiro libre que se fue pegado al poste derecho de Maximiliano Gagliardo y, en la jugada siguiente, Nazareno Solís, remató desviado prácticamente abajo del arco. No obstante después de esas llegadas, el equipo de Fabián Nardozza se cerró mejor y le anuló todos los caminos al elenco violeta. Los cambios no surtieron efecto. Ni siquiera el ida y vuelta lograba ponerle ritmo a un partido al que, el mote de aburrido, no podía arrebatárselo nadie. Fernando Echenique comprendió que de nada servía seguir disputando mucho más dicha contienda y sólo agregó dos minutos para cumplir con el reglamento.
El 0 a 0 final calificó a ambos. Villa Dálmine se retiró con tibios aplausos pero falló nuevamente de local y volvió a depender de individualidades para ilusionar a su gente. La falta de juego en conjunto también se vio en Los Andes que no tuvo conexión entre sus líneas y pareció conformarse con la parda ante la ausencia de recursos. De esta forma decir que sumaron un punto es demasiado premio. Por eso mismo, restaron dos.