Fue ídolo en el Xeneize pero terminó saliendo por la puerta de atrás en Brandsen 805. Dueño de frases como «Boca es un cabaret» o «Esto es como el chocolatín Jack, siempre aparece una sorpresita», el fin de su vínculo Azul y Oro urgía por doquier. Y así fue como a semanas de finalizar el Clausura 1998, apareció Racing y le hizo firmar un precontrato para quedarse con los serivicos de «Gambetita» hace exactamente 22 años.
El martes 2 de junio de 1998, la Academia llegó a un acuerdo con el ex atacante de la Fiorentina que había regresado al país dos años atrás para alistarse nuevamente en el club de la ribera. Sin embargo, en el principio de la gestión de Mauricio Macri el equipo no encontraba el rumbo y Diego Fernando Latorre tuvo que abandonar la entidad más temprano que tarde.
Viendo que «Gambetita» no la estaba pasando bien en el Xeneize, Ángel Cappa suplicó por sus servicios. Claro que para contratar a un profesional de su nivel había que tener billetera y, por ese entonces, Racing le debía a Dios y María Santísima. Sin embargo, el mandamás de la Academia por ese entonces, le ofreció garantías de pago si estampaba la rúbrica el ex campeón de América con la Selección Argentina.
Hace exactamente 22 años, el sueño de Latorre y el club de Avellaneda empezaba a hacerse realidad. El DT, que lo conocía de su paso previo por el Tenerife de España, estaba completamente feliz de imaginarlo haciendo dupla de ataque con Marcelo Delgado. Sin lugar a duras, fue un acierto que rindió solo seis meses.
En el Apertura de 1998, «Gambetita» fue el goleador del equipo con nueve tantos. La Academia terminó en el tercer lugar de la tabla durante ese campeonato que tuvo resultados magistrales e inolvidables como el que le propinaron a Independiente, en la Doble Visera, la famosa noche que se cortó la luz. El ex Boca, el «Chelo», el «Mago» Rubén Capria, «Matute» Ángel Morales. Sobraban las figuras.
Aquél torneo hizo que Latorre quedase en el corazón de los hinchas de Racing que potenciaron su amor cuando, en el torneo de verano de 1999, le anotó un tanto al Xeneize y se tapó la naríz de cara a la parcialidad de la ribera. Sin embargo, sin Cappa y con un club que tenías más números colorados que otra cosa, terminó migrando al Cruz Azul de México en agosto después de 14 meses en la entidad de Avellaneda. Lo cierto es que un 2 de junio, hace exactamente 22 años, empezaba toda esta breve pero intensa historia entre uno de los futbolistas más cotiazados de los noventa y una de las instituciones más grandes de la Repúbica Argentina.