QUILMES: OTRO ANIVERSARIO DE UN ASCENSO INOLVIDABLE

Marcelo Patroncini abril 14, 2020


Fue como una revancha, un despertar del letargo, un golpe de reacción. El Cervecero aún saboreaba la espuma de aquél título en la elite allá por 1978 cuando, de repente, en un parpadeo, se encontraba dos categorías más abajo del fútbol grande de los domingos. Sin embargo, un 14 de abril de 1987, los del sur golearon a Estudiantes de Buenos Aires y se permitieron el ascenso a la recientemente estrenada B Nacional.

Pasaron exactamente 33 años. Cosas del destino como un gol de Eduardo Lagunas para Defensores de Belgrano, ayudaron a que Quilmes pudiese coronarse campeón de torneo 1986/87 de la Primera B. Justamente el autor de ese tanto iba a estar presente, tres años más tarde, en un ascenso propio ante el mismísimo Dragón defendiendo los colores del Deportivo Morón al igual que un tal Alberto Pascutti quien, por ese entonces bajo las órdenes de Humberto Zuccarelli, daba la vuelta olímpica en la inolvidable cancha de Guido y Sarmiento.

La historia de este logro comenzó el 26 de julio de 1986 cuando, en un viaje a Santa Fe, el Cervecero se trajo los dos puntos gracias al triunfo sobre Argentino de Rosario con un doblete de su artillero, Daniel Leani. Después llegó la hora de jugar de local y un empate con Almirante Brown demostraría que la Fragata, con otro equipazo, iba a ser quien le hiciera frente hasta las últimas instancias del campeonato.

Se notaba que Quilmes sería de esos elencos duros de roer. En agosto visitó a Nueva Chicago en Mataderos y lo vapuleó por 4 a 0. Tres días más tarde, sí apenas 72 horas después, goleó a Dock Sud por 3 a 0 en Guido y Sarmiento. No obstante, en la sexta fecha se encontró con la derrota tras tropezar por 1 a 0 ante All Boys en Floresta y, en la octava, trastabilló frente al Deportivo Morón en el Francisco Urbano en igual resultado.

Si algo le faltaba al Cervecero fue perder con Almirante Brown en el inicio de la segunda rueda. Otra vez Marcelo Rufini volvía a ser el verdugo de la escuadra sureña. Pero, los de Zuccarelli, tendrían energías de sobra para recuperarse de sobremanera a pesar de volver a medirse con el Albo y quedarse con las manos vacías. Todo eso generaba que la tabla de posiciones estuviese realmente apretada en la tercera categoría.

Pero golearon a Almagro, a Villa Dálmine, a San Miguel, y una serie de victorias más le dieron la gran oportunidad de llegar a la trigésimo tercera fecha con chances de campeonar. Alcanzaba con sacarle un punto a Almirante Brown y la Fragata también hizo lo suyo ya que el Mirasol no pasó del 1 a 1 con Defensores de Belgrano mientras que el Decano, con goles del «indio» Omar Gómez, Leani, y un tal Omar Catalán que un año más tarde iba a convertir para darte un título internacional a Racing, se impuso ante Estudiantes de Buenos Aires para desatar la algarabía en Guido y Sarmiento.

Para la fecha siguiente y con la marea de hinchas que quisieron saludar al campeón, Deportivo Merlo cedió la localía. El ganador del trono de la Primera B en la temporada 1986/87 hizo de local y el partido no terminó por invasión de sus propios hinchas cuando el equipo ganaba 2 a 0. Ya poco importaba que le quitaran esos dos porotos. La vuelta olímpica era un hecho y Quilmes ya era del Nacional.


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