El inolvidable marzo de 2020 tuvo su triste correlatividad al mes siguiente. Sin actividad deportiva, con incertidumbres sobre el futuro deportivo, el mes de abril apunta a volar del calendario sin pena ni gloria. La pandemia nos ha quitado clasificados a octavos de Copa Libertadores, playoffs de NBA, y casi con seguridad el título del Liverpool en la Premier League.
Con los primeros acordes de uno de los hits de Joaquín Sabina compuesto allá por 1988, nadie imaginó que treinta y dos años más tarde «la chica del bachillerato casi todas las asignaturas suspendió» iba a ser tan cierto como loco. Paralizado el globo terráqueo por completo, los amantes del deportes quedaron sin su pasión y, sin duda alguna, se preguntan… «pero quién me ha robado el mes de abril, lo guardaba en el cajón, donde guardo mi corazón».
En Argentina había comenzado la Copa de la Superliga pero todo indicaría que ese certamen caducó con la primera e incompleta fecha. Este mismo fin de semana el ascenso hubiese tenido en su calendario la decimoquinta jornada de la Primera C con el clásico entre Ituzaingó y Ferrocarril Midland. Tigre hubiese tenido que recibir al Bolívar y a Guaraní, River estuviese jugando una carta brava con el San Pablo, Defensa y Justicia tendría que haber recibido en Florencio Varela al Olimpia del ex Real Madrid y Tottenham, Emmanuel Adebayor. Boca no pudo viajar a Colombia, Racing tenía previstos sus vuelos hacia Perú y Uruguay. ¿Quién nos ha robado el mes de abril?
Sin el Masters 1000 de Montecarlo, el ATP 500 de Barcelona o el 250 de Münich y Budapest, el tenis también quedó ¡out!. Dos carreras de Fórmula Uno en Asia y las pruebas en Holanda despistaron la ilusión de los tuercas. En lo estrictamente futbolístico, los 25 puntos de ventaja que llevaba el Liverpool sobre su escolta, el Manchester City, hubiesen permitido a los de Jürgen Klopp dar la vuelta en este mes de abril que alguien nos ha robado.
Sin Champions, sin entrenamientos, sin partidos en vivo. Los deportes se guardaron por un tiempo. Sigue sonando Sabina y estas líneas se cargan de nostaglia. «Lágrimas de desamor ruedan por las páginas de un bloc y en el escribe: ´¿quién me ha robado el mes de abril? ¿cómo pudo sucederme a mí? pero… ¿quién me ha robado el mes de abril?´.