Carlos Salvador Bilardo nunca fue sinónimo de esquemas ofensivos. El hecho de poner un sólo punta ante Camerún en el debut del Mundial de Italia 90 daba la pauta que el «Narigón» siempre fue de esos hombres cuyo libreto inamovible era que los equipos se armaban de atrás para adelante. Lo cierto es que el «Doctor» llevó cuatro delanteros a la máxima cita del fútbol y los pergaminos con la Albiceleste no ayudaban mucho a la convocatoria de esos deportistas.
Abel Balbo fue uno de los exponentes más llamativos de la Selección Argentina. Su primer gol con la pilcha de su país lo consiguió recién un mes antes del inicio de la Copa del Mundo en un amistoso con Suiza disputado en Berna. Pero a pesar de su pólvora seca, era una fija entre los veintidós de la lista de buena fe e incluso fue titular en el debut frente a los africanos.
El caso aceptable en los llamados de Bilardo fue el de Claudio Paul Caniggia. El «Pájaro» ya había jugado la Copa América de 1987 y la de 1989 destacándose con cuatro gritos. Sus víctimas tampoco eran la poderosa Holanda ni la temible Alemania. Pero esos festejos frente a Ecuador, Colombia, Chile y Uruguay, sumado a un grito en un amistoso contra España en 1988, lo posicionaba entre las piezas indiscutibles para el Mundial sabiendo que Ramón Díaz no sería tenido en cuenta y que Jorge Valdano entrenaba tras haberse retirado de la actividad tres años atrás.
Con el diario del lunes, ese llamado al jovencito de Henderson fue clave para acceder a instancias decisivas por sus goles a Brasil en octavos de final y a Italia en semis. Y tal vez, el hombre del Verona, no pudo más con ese esquema de un sólo punta. En comparación con los otros dos nombres que integraban las nómina, al gran socio de Maradona en Argentina, nadie podría caerle por los rendimientos.
Ya con Valdano descartado para el Mundial, el «Doctor» confirmó a Gabriel Calderón. El chubutense surgido en Racing paseaba hace rato sus virtudes por Europa. El Betis de España y el París Saint Germain disfrutaban del patagónico que fue parte de la Albiceleste en el Mundial de 1982 sin festejos propios para luego estirar su racha adversa en la Copa del Mundo de 1990. El ex DT de Arabia Saudita y Emiratos Árabes tuvo oportunidades con la camiseta de su país pero en su mochila solo guardaba un sólo tanto.
Y por último, el nombre de Gustavo Dezotti fue el que más ruido causaba. Pocos partidos, nignún gol, pero eso sí, clave en la tanda de penales contra Yugoslavia en cuartos de final. El DT lo llevó por sus pergaminos en Newell´s, en la Lazio y en el Cremonese pero no precisamente por sus grandes actuaciones con Argentina.
Ante este panorama surgen algunas dudas. ¿Había carencia de goleadores made in casa?. Es cierto que Juan Gilberto Funes fue una pieza utilizada por Bilardo y que no le iba mal en Francia. Pero cuando el «Búfalo» estuvo por firmar en Niza le detectaron ese maldito problema del corazón que lo puso entre algodones a pesar que previo al Mundial no le estaba yendo tan mal en Vélez.
Quitando al «Pelado» Díaz que era el nueve de área a convocar, Argentina también pudo haber citado a Carlos Alfaro Moreno. El «Beto» fue uno de los nombres que barajó el entrenador hasta entrado el año de la Copa del Mundo. El ex Platense e Independiente ya había convertido con la Albiceleste pero quedó descartado. Aparecen tal vez otros profesionles como Oscar Dertycia que tras romperla en Instituto de Córdoba y Argentinos Juniors, asomaba en la Fiorentina de Italia. Porqué no haberle dado una chance a Ariel Cozzoni quien fue el máximo artillero del campeonato de Primera División en la temporada 1989/90. O sino cruzar de vereda y apostar por un tal Juan Antonio Pizzi que, en Rosario Central, arrasaba con 30 goles en 61 partidos para ese entonces.