El pase de Adrián Ricardo Centurión será una de las telenovelas del eterno receso de invierno en este 2020. Mostrando sus destellos en Vélez Sarsfield, el atacante terminará su préstamo en la entidad de Liniers el próximo 30 de junio y ya varios clubes realizaron un sondeo por el oriundo de Avellaneda.
Racing es el dueño de su ficha y Ricky es hijo pródigo de la casa. Sin embargo, al igual que en la parábola bíblica, cada regreso del mediocampista ofensivo genera una fiesta que se divide entre alegrías y broncas. Y claramente su relación con la gente de celese y blanco nunca ha sido del toda perfecta.
Debutó en la temporada 2011/12 y rápidamente se convirtió en héroe. Una rápida transferencia al Genoa de Italia generó el primer cortocircuito. Los hinchas reprochándole que debía quedarse y él atacándolos por redes sociales al son del «soy crackkk y voy a ser millonario. Lástima que vos vas a seguir laburando 24 horas» o el «es así el laburo papi, dale seguí laburando para ir a la cancha salame».
Claramente en el elenco genovés le fue mal. No se adaptó y volvió a Racing para ser campeón. Gol en la última fecha y título para los de Diego Cocca. Sin embargo su futuro ya estaba sellado con una transferencia al San Pablo para luego recalar en Boca Juniors. A esa altura, ya se sabía que amaba más al Xeneize que la mítica Raulito y no lo ocultaba. Campeón también vestido de Azul y Oro, volvió a probar suerte al viejo continente con la misma fortuna que aquella primera vez.
Cuestionado por sus actitudes, la Academia lo cobijó en lo que fue su tercera era defendiendo la pilcha del elenco de Avellaneda. Sí, también fue artífice de una nueva vuelta olímpica pero ya no estaba en el plantel. Diferencias con el DT, Eduardo Coudet, sumado a hacerse la banda del club de la ribera frente al Millonario, detonaron una relación de amor y odio pocas veces vistas, al enos en ese tenor, dentro del fútbol argentino.
Centurión se fue a México y luego, cual boomerang, apareció otra vez en Argentina. Gabriel Heinze soñaba con recuperarlo en todo sentido y Vélez le dio un lugar. Se lo ganó, metió golazos, tiró firuletes, gambetas, encariñó a los corazones del Fortín. Sin embargo su préstamo caducará el 30 de junio y su futuro es incierto. ¿Regresará a Liniers? ¿Se irá finalmente a Boca? ¿Firmará con San Lorenzo como se deslizó en las últimas horas?. La realidad indica que estará en Racing y nadie descarta que tenga su cuarta oportunidad en un nuevo capítulo de esta serie que es tan romántica como dramática a la vez.