La noticia sacudió a todos. Quien había sido la estrella de los torneos de verano en 1999 decidió quitarse la vida en otoño del 2000. Ya había debutado algunas temporadas atrás con sus jóvenes 18 años que hasta incluso lo vinculaban con un futuro en el fútbol europeo por la herencia croata de su apellido. Sin embargo todo se apagó en la vida de Mirko Saric un martes 4 de abril, hace exactamente 15 años.
Su primera aparición en la Primera de San Lorenzo fue un 22 de diciembre de 1996 reemplazando nada más y nada menos que a Néstor Raúl Gorosito, ídolo Azulgrana. Tamaña responsabilidad para un lungo adolescente que siempre fue tímido y que, además de sus tendencias depresivas, no soportaba la presión de la máxima categoría. Incluso estando en la sexta división del Ciclón, cuando era convocado a participar en Reserva, él mismo acusaba que estaba pendiente de lo que diría la gente ante la primera falla. Claramente nunca lo superó.
Mirko Saric es entrevistado tras convertirle a Platense
(Imagen de TV)
Como profesional jugó alrededor de 50 partidos entre el plano local e internacional. En el verano de 1999 le metió un verdadero golazo a Roberto Bonano tras empalar de primera un pelotazo de «Panchito» Rivadero para que la pelota supere a «Tito» y caiga dentro del arco en el José María Minella de Mar del Plata. Era un volante hábil, con un porte interesante y una notable calidad en su pegada. En su escueta trayectoria gritó seis goles. Entre sus víctimas se cargó dos veces a Racing, una vez a Platense e incluso anotó una joyita contra Colo Colo un 18 de agosto de 1998 en el Nuevo Gasómetro y por la Copa Mercosur.
A mediados de 1999 tuvo no sólo un bajón futbolístico sino también una lesión bastante dura. La rotura de ligamentos dejó al mediocampista lejos de las canchas por un buen rato. Pensó en largar todo. Su vida era así. No soportaba los fracasos. El amor también le jugó una mala pasada. Creyó ser padre de un hijo que no era suyo. Era fachero pero sufría por esas cuestiones inexplicables del corazón. En una concentración llegó a decirle a Oscar Ruggeri, DT de San Lorenzo por ese entonces, que no le encontraba sentido a la vida. No le faltaba nada pero a su vez era carente de todo.
Aquél martes 4 de abril del 2000, el fútbol escribió una de esas páginas que jamás quisieran ser redactadas. Mirko Saric se había quitado la vida ahorcándose con una sábana en su propia casa. Tenía apenas 21 años y un gran futuro por delante. Lamentablemente no lo pudo soportar. De la misma manera que el mundo del deporte no lo puede olvidar a quince años de su partida.