Vélez volvió a darse un gusto en su casa y le sacudió la cabeza a este Boca, que desde los superclásicos de la Copa Libertadores viene en picada. En un partido chato y con la figura de su arquero, Aguerre, el Fortín venció al Xeneize por 2 a 0 y alegró a sus hinchas en el José Amalfitani.
Los dos equipos estuvieron lejos de ser dos grandes de Argentina. No se jugó bien el primer tiempo, faltó el juego asociado y la combinaciones brillaron por su ausencia. A ambos le costó mucho llegar al arco contrario y sólo el visitante contó con una situación clara: Monzón cabeceó de pique al piso y la pelota se fue al lado del palo. Los arqueros no tuvieron tanta participación en esta etapa y el cero fue más.
En el complemento, el juego no aumentó pero sí crecieron las desconcentraciones. Las emociones llegaron para los dos arcos y aquí sería fundamental la participación del arquero velezano, Alan Aguerre. Para evitar que el conjunto de Arruabarrena abriera el marcador, el joven portero de Liniers se esforzó y le sacó una pelota increíble con forma de fusilazo a Daniel Osvaldo. Como si fuera poco, unos minutos más tarde, Aguerre volvió a lucirse con una atajada con una mano ante Andrés Chávez. Después de eso, el equipo de Russo encontró el primero de la noche: centro desde un córner y cabezazo de Fabián Cubero, que venció a Orión, con un ayuda del palo. El visitante siguió probando en sus ataques y el 1 dejó en claro que su arco terminaría en cero con una gran salvada a Calleri. La efectividad estaría en el dueño de casa porque, en la siguiente, Delgadillo lo dejó a Yamil Asad con chance de pase al medio dentro del área y éste encontró a Pavone, que sólo debió empujarla al segundo.
El tiempo se agotó y Vélez festejó en su casa, un hecho que le costó tanto en este torneo. Con efectividad y contundencia, el fortinero le pasó factura por la eliminación de la Copa Libertadores en el famoso desempate y dejó en jaque a Boca, que perdió su rumbo y le vendrá bien el parate por la Copa América. El arquerito con la V azulada fue figura y, si fuera Russo, me iría a la Aguerre con él.