Olimpo fue paciente y esperó su momento en el Liniers. El aurinegro convirtió dos goles de cabeza y le ganó merecidamente ante un Vélez apático que tuvo la pelota durante la mayor parte de los minutos pero le costó generar situaciones y peligro sobre el arco de Nereo Champagne. Del otro lado, la paciencia ante los malos resultados del fortín se acaba en los hinchas, que volvieron a irse del José Amalfitani con un sabor amargo.
De no creer. Un partido de Primera División también puede ser un bodrio. Los primeros cuarenta y cinco minutos estuvieron de más. Los dirigidos por Russo pasearon la pelota por el campo de juego pero fueron totalmente inofensivos. Ni una situación generó el velezano en el primer tiempo. Mientras, el aurinegro le cerró todos los espacios a un local desconcertado y hasta pudo anotar con dos veces por los aires. No ocurrió nada más, solo un patadón de Alvarenga -del dueño de casa- que no Luis Alvarez no vio y debió expulsarlo.
No se crean que el complemento se movió demasiado de los libretos. La misma historia ubicó al fortín como dominador aunque esta vez, la visita se animó de a poco, tomó la pelota con Mansilla y Encina -los dos más movedizos- y comenzaron a inquietar. Primera, Mansilla le dio destino de travesaño a un tiro y libre, luego Amoroso probó desde 30 metros y más tarde Acosta se comió un mano a mano clarísimo. El equipo de Diego Osella no era superior en tenencia de balón pero sí, en trabajo táctico, con pocos toques llegaban rápidamente al área. Y como la mayoría de los duelos de Primera, se acomodan con una pelota parada. Desde un córner, Parnisari aprovechó un esférico en el primer palo y de cabeza anotó el 1 a 0. El único intento por desactivar el perfecto plan estratégico de Osella fue un remate de Caraglio, que Champagne embolsó sin problemas. Al local nunca se le cayó una idea y encima, en una contra, Sills metió su cabeza junto al segundo del conjunto de Bahía Blanca.
Olimpo se llevó el triunfo con un excelente ejercicio táctico y estratégico. Osella no apostó a tener la pelota pero sí a robarla y ser precisos a la hora de la definición y así le salió bien. Vélez tiene cada vez más dudas, los chicos no le responden a Miguel Angel Russo y los resultados -que son los que más importan lamentablemente. no llegan. Hoy, la paciencia la tuvo el aurinegro y la cabeza la usó para ganar en el José Amalfitani.