Su acrobática salvada frente al Deportivo Morón en Villa Lynch lo catapultó a la fama. Sin embargo, los fieles conocedores del ascenso, saben que Matías Cano no sólo es capaz de ello sino también de muchas situaciones arriesgadas que lleva adelante partido tras partido. Vermouth Deportivo conversó con el guardameta de UAI Urquiza sobre su puesto y las locuras que pone en práctica cuando la redonda le llega candente y necesita resolver con rapidez y sin utilizar el recurso básico de todo arquero: sus manos.
Vermouth Deportivo: ¿Cómo es eso de salir jugando siempre con los pies?
Matías Cano: No es decisión personal mía, igual. Nosotros venimos jugando a esto hace rato. Queremos defender en la mitad de la cancha y el arquero tiene que estar ahí, a la espalda de cualquier pelotazo para que los centrales no tengan que darse vuelta y correr 30 metros con la cancha cambiada. Y yo estoy ahí, a veces me excedo de la confianza, pero también es la confianza que me dan mis compañeros y el técnico.
VD: Se suele decir que para ser arquero hay que estar algo loco. ¿Hay que tener coraje para hacer lo que vos hacés además de seguridad?
MC: No muchas veces influye tanto la técnica sino el coraje. Yo creo que hay que tener más valor que técnica. Con técnica cualquiera se anima a hacerlo pero la realidad es que cuando te viene la pelota tenés que encontrar rápido a uno de tu mismo color de camiseta para hacer la circulación de juego que nosotros intentamos. La realidad es esa, a mi me gusta, pero también porque tengo el aval del técnico. Porque si mañana el DT me dice que no lo tengo que hacer más porque corre peligro mi puesto, seguramente no lo haga. Pero como el técnico y los jugadores están en la misma sintonía, me dan libre albedrío para que haga lo que yo quiera; siempre con responsabilidad. Hay veces que tirar un taco no significa que no tengas responsabilidad. ¿Por qué el enganche puede tirar un taco y el arquero no?.
VD: Esto no hace más que sostener que hay que estar algo loco para ser arquero…
MC: Sí, está muy banalizado ese tema. Pero la realidad es que si te hacen un gol al minuto de juego, hay 89 minutos de juego por delante y tus compañeros no te pueden ver que estás derrotado. Aunque estés caído por dentro, la imagen para fuera tiene que ser que no pasa nada. Y en realidad es que de verdad no pasa nada porque yo la quise atajar, no es que me dejé hacer el gol. Lo mismo pasa cuando un delantero erra un gol, seguro que lo quiso hacer.
VD: Te hiciste más famoso y superaste cualquier frontera con aquella salvada de chilena frente al Deportivo Morón, ¿qué recuerdos tenés de aquella acción?
MC: Justo ese partido perdimos. La jugada fue buena pero hubiese sido mucho mejor si hubiera servido para ganar los tres puntos, hubiese sido otro el recuerdo. Eso ya quedó atrás, lo bueno es que mis hijos puedan babosearse y mostrarle a los compañeros de la escuela lo que hizo su padre; para mí eso es lo más importante de esa jugada. Después si me queda otra vez, la voy a volver a tirar, porque yo ya la venía practicando. Esa jugada la tenía preparada pero nunca en la puta vida pensé que me iba a quedar perfecta para hacerla.
VD: Entraste a la historia de los arqueros que se roban todas las atenciones por sus salidas inesperadas como Higuita.
MC: Si hubiera sido Higuita, yo la agarraba con la mano, porque hubiese estado parado ahí. Pero yo tuve que correr 30 metros para atrás, la realidad es esa. Pero no voy a ponerme a comparar ni con él ni con nadie. Yo voy, atajo, y después tengo a mi familia que es mi cable a tierra y es lo único importante para mí. Que ellos estén bien, y que si yo les puedo dar una mano desde el punto de vista económico haciendo lo que me gusta, imaginate lo que contento que me pone. Siempre es muy importante no olvidarse de donde uno viene, y darle una mano al que te la brinda en momentos que más necesitás. Muchas veces hay gente que no se ve; cuando yo estoy en el arco no estoy sólo, están todos los que empujaron de este carro para que yo pueda llegar a Primera y pueda dar mis primeros pasos ahí. Y creo que es normal, es algo que yo haría por mis hijos también. Así que no puedo olvidarme de esto porque para saber a dónde vas no te tenés que olvidar de dónde venís. Ese es el mensaje que nosotros hacemos correr acá en el club.