El tercer puesto de la temporada pasada, con la mejor diferencia de gol por encima del campeón que fue Juventus, y anotando 22 goles más que la Vecchia Signora, pusieron a los Oróbicos en un pedestal dentro del fútbol mundial. Dirigidos por Gian Piero Gasperini, la escuadra de Bérgamo debutó en un nuevo campeonato de la Serie A mostrando su notable potencial ofensivo y aplastando al Toro por 4 a 2 en condición de visitante.
Torino volvió a perder. El debut con derrota frente a Fiorentina, lo ponía en la obligación de mejorar su imagen pero, claramente, la tenía muy complicada frente a un Atalanta que mostró destellos de lo que supo hacer incluso hasta en su histórica Champions League donde tropezó en semifinales frente al PSG francés.
Es cierto que la suerte tampoco ayudó al dueño de casa. Comprometidos con no sufrir tal como le pasó la temporada pasada, los hombres de Marco Giampaolo fueron superiores a su rival en los minutos iniciales. Simone Zaza pudo abrir la cuenta con un bombazo que le reventó el palo derecho a Marco Sportiello. No obstante, el Granate, aprovechó otro error defensivo de La Diosa, Tomás Rincón filtró un pase perfecto y Andrea Belotti, con toda su clase, sacó un zurdazo que significó el 1 a 0.
Poco le duró la alegría al Torino. No terminaban de abrazarse en el festejo que, el «Papu», Alejandro Gómez, dibujó una maravilla desde afuera del área para guardar la caprichosa contra la ratonera izquierda de Salvatore Sirigu que se vio sorprendido por el zapatazo del ex Arsenal. De esta manera el Atalanta empataba el pleito cuando aún no se jugaba ni un cuarto de hora de contienda en Piamonte.
A partir del 1 a 1, empezó el show de los Oróbicos. El alemán, Robin Gosens, desperdició el segundo con una especie de volea que mandó por arriba del travesaño. Y, acto seguido, apareció el colombiano, Luis Muriel, para darle el triunfo parcial a los de Gasperini con un tiro cruzado que se guardó lejos del portero local.
El primer tiempo estaba cargado de emociones y culminó con la misma magia de como arrancó. Atalanta supo ampliar la ventaja cuando, abanicando el esférico, Gosens tocó para Gómez y el «Papu», con cabeza erguida, le metió una asistencia maravillosa a Hans Hateboer. El holandés picó por detrás de todos, sorprendió a la defensa del Torino, y de primera descargó hacia la red para clavar el 3 a 1.
Pagándole con la misma moneda, mientras La Diosa festejaba, el Toro sacaba del medio y le propinaba un cachetazo. Mergim Vojvoda metió una pelota dentro del área buscando a alguno de los dos centrodelanteros de Giampaolo. Zaza no pudo cabecear pero, el «Gallo» Belotti, de arremetimda, puso el 3 a 2 que sembraba algo de incertidumbre para la complementaria.
Pero, sacando la buena voluntad de los locales, las más claras en la segunda mitad le correspondieron a la visita. Hateboer lo tuvo de cabeza pero le pifió al arco en el inicio del capítulo decisivo aunque, luego, su compatriota, se encargó de encarrilar la puntería. Así fue como, a los 8 minutos, Muriel descargó para la entrada de Marten de Roon que, con cara interna de sus botín izquierdo, colocó la redonda donde Sirigu no llegaría jamás.
Ni el ingreso de Simone Verdi para probar con tres delanteros le permitió al Torino cambiar el rumbo de una nueva derrota. Deberá trabajar mucho para mejorar y empezar a sumar la semana que viene en su visita al Genoa. Mientras tanto, el Atalanta, que no había jugado la primera fecha, debutó haciendo lo que mejor le sale. El 4 a 2 sirvió para que llene el tanque de gasolina esta máquina goleadora a la cual nos acostumbró Gian Piero Gasperini.