El Matador se toma la cabeza. No lo puede creer. Agarra la calculadora, el lápiz, escribe, borra. Los números de la tabla de los promedios será la jaqueca que comenzará a padecer a partir de este viernes cuando se levante el telón de la Superliga. Y más allá de necesitar una campaña inolvidable para obtener la permanencia en la elite del fútbol argentino, el equipo volvió a mostrar sus flaquezas en otra edición de la Copa Argentina.
Tigre está en el medio de una pesadilla. El viernes recibirá a San Lorenzo por la fecha inicial del torneo 2018/19 de Primera División y, desde ese entonces, deberá descontarle puntos a rivales directos para evitar el descenso. Sacando a Aldosivi de Mar del Plata y San Martín de Tucumán que dividen por una temporada, el conjunto de Cristian Ledesma tendrá a sus primeros dos rivales once puntos por arriba: Belgrano de Córdoba y San Martín de San Juan.
Con cuatro plazas para bajar al Nacional B, el conjunto del norte del Gran Buenos Aires también debe apuntar a Patronato de Paraná (a 12 unidades), Atlético Tucumán (a 14), y Gimnasia La Plata que ya le sacó una decena y media de puntos a los de Victoria. Y si bien no es imposible, aunque matemáticamente parezca lejano, la mala performance del equipo en el receso mantuvo la alarma encendida.
Es cierto que nunca se llevaron bien la Copa Argentina y Tigre. Pero una vez más el Matador se quedó eliminado en manos de un equipo del ascenso. De las últimas siete ediciones de este certamen, sólo en dos tropezó frente a un equipo de la misma divisional: Rosario Central en la 2013/14 y Racing en el torneo siguiente. Después el registró dejó el friolero adiós contra Deportivo Merlo en la serie donde más lejos llegó, caídas en el debut frente a Juventud Antoniana de Salta, Douglas Haig de Pergamino y Deportivo Riestra. Y el pasado sábado sumó otra fatídica noche quedándose con las manos vacías en cancha de Unión de Santa Fe por la derrota que sufrió con Central Córdoba de Santiago del Estero.