Llegó al club con edad de quinta, hizo inferiores, y en 1980 debutó defendiendo la pilcha del ACIA con 20 años recién cumplidos. En el club de la colectividad, el zaguero hizo toda su carrera jugando 496 encuentros y convirtiéndose en uno de los ídolos máximos de la institución. Daniel Díaz formó parte del equipo que derrotó a Huracán y ascendió a Primera División un 23 de junio de 1986, justo un día después del famoso doblete de Maradona contra Inglaterra. «Palito» emblema del Azzurro, conversó con Vermouth Deportivo recordando ambas gestas épicas a 35 años de dichos acontecimientos.
Vermouth Deportivo: Pasaron 35 años de un ascenso que la gente de Italiano no se lo olvida más… ¿qué recuerdos te vienen a la mente?
Daniel Díaz: Lo primero que me viene a la mente es cuando salimos a la cancha y se vio tanta gente apoyando, tanto la nuestra como la de Huracán, estaba muy lindo para jugar. Nosotros teníamos algunos titulares lesionados y, prácticamente, teníamos cuatro o cinco en cancha que también sentían dolores porque nunca tuvimos recambio. Me acuerdo que faltaba muy poco para que se cumplan los 90 minutos y, adentro de la cancha, nos alentábamos entre los jugadores y nos ayudábamos con los que estaban lesionados. Después fuimos a los 30 de alargue, los últimos minutos del segundo tiempo fue impresionante como se alentaban los muchachos. Ahí fue cuando lo empatamos faltando tres minutos. Me emociona haber vivido eso porque lo que se vivió adentro de la cancha fue hermoso.
VD: El ascenso a Primera del Azzurro también significó el descenso de Huracán que tenía jugadores de renombre en ese equipo… ¿cómo recordás aquella final ante el Globo en cancha de Vélez?
DD: Es una emoción bárbara, muy difícil de olvidar. Pasaron 35 años y hasta el día de hoy me acuerdo. Es vivir un momento único para un jugador de fútbol como lo es una final y un partido tan disputado con un equipo de Primera. Eran emociones encontradas adentro del partido. Íbamos perdiendo, lo empatamos, íbamos perdiendo otra vez, lo empatamos de nuevo, seguíamos siempre luchando y sentíamos que, si teníamos que lograr el objetivo, teníamos que pasar por todo eso.
VD: Un gol tuyo, casi agónico, estiró la definición para que luego termine todo 2 a 2 y vayan a los penales. ¿Cuánto te quedó grabado ese tanto?
DD: Ese gol es recordado toda la vida. Hasta el día de hoy siento que la pelota me pega en la cabeza y la alegría de toda la gente. Ese gol es algo sagrado para toda la gente de Italiano y, para mí, es mucho más. En sí, es emoción pura.
VD: ¿Qué recuerdos tenés de Ramón Cabrero como entrenador quien, décadas más tarde, alcanzaría la gloria como DT de Lanús también?
DD: Como ser humano, como persona, nos dio una enseñanza a todos nosotros. A pesar que éramos muchachos grandes uno no dejaba de aprender. Y como entrenador era una persona que siempre apostaba a jugar al ataque y eso le dio resultados tanto con nosotros como con Lanús. Pero, con nosotros, fue mucho más porque llegar a Primera no es cosa de un día y más con Deportivo Italiano que enfrentó a otros equipos que eran mucho más duros, que estaban mejor en lo económico, y un montón de cosas. Creo que Ramón, con su humildad y su trabajo, con su cuerpo técnico que era fabuloso, nos dejó una gran enseñanza.
VD: Aquél Italiano dejó en el camino del octogonal a Tigre, Banfield y, finalmente, a Huracán… ¿estaba para pelearle a todos de igual a igual?
DD: Nosotros teníamos muy buen equipo, una defensa muy dura, un buen mediocampo, y un buen ataque. Teníamos un buen trato de fútbol, también jugábamos con pelota parada. Cuando nosotros cumplimos el objetivo de entrar al octogonal, que eso nos hacía ir al Nacional B, ya directamente habíamos logrado lo que nos propusimos desde el principio. Pero después vas y jugás con Tigre, después con Banfield, y le ganás a uno y a otro, dos cuadros fuertes que estaban preparados para subir ellos, ahí te vas dando cuenta que te da. Y cuando nosotros nos dimos cuenta ya terminamos enfrentando a Huracán. Si llegamos hasta ese lugar también teníamos que ir y ganarle, y fuimos y le ganamos. Pero nos fuimos dando cuenta a medida que pasaban los partidos, la suerte también jugaba para nosotros, así que bienvenido sea.
VD: ¿Cómo vivieron aquella época justo un día después del gol de Maradona a Inglaterra y todo el país emocionado por lo futbolístico?
DD: Más allá del gol de Maradona, todo el Mundial hacía que se sepa muy poco del campeonato de ascenso que se estaba jugando aunque, para nosotros, era todo. La experiencia que tenemos es que, cuando hizo el gol Maradona, Dios mío, fue la alegría y la felicidad de todos los argentinos y de todo el mundo prácticamente, menos de los ingleses. Nosotros disfrutamos ese día pero después, a la tarde, nos olvidamos del gol de Maradona porque sabíamos que al otro día teníamos una hazaña y teníamos que ir por eso. Así que le jugamos, le ganamos a Huracán, salimos campeones, dimos la vuelta, fuimos felices y, al otro día, llegamos a nuestras casa y ahí empezamos a disfrutar otra vez el gol de Maradona. Pero, por 15 o 20 horas, nos olvidamos de ese gol porque queríamos lograr la hazaña de subir a Primera y, la verdad, fue emocionante. Aparte del gol de Maradona, fue emocionante lo que vivimos nosotros, los jugadores de Italiano.