Allá lejos en un 21 de marzo de 2009 es que Pablo Vico se sentó por primera vez en el banco de Brown de Adrogué ante Sportivo Italiano en una igualdad disputada en el estadio República de Italia. Luego vendría una historia de pasión, ascenso y mucho colorido con el querible entrenador que vive donde trabaja: en el Lorenzo Arandilla.

Si nos situamos hace 15 años atrás en el país habría varias cosas que serían difíciles de imaginar. El dólar rozaba los $3,47 sin la existencia de tantos cambios paralelos, River Plate como Independiente no habían descendido a la B Nacional, Diego Maradona era entrenador de la Selección Argentina y la televisación estaba a cargo de la empresa Torneos previo a pasar a la órbita del estado.

En ello fue que Pablo Vico asumió en Brown de Adrogué en un empate en Ciudad Evita con el gol de Leo Gómez para el azzuro y Arnaut igualó para el conjunto que conducía y aún dirige quince años después. El Bigotón se ganó el respeto de muchos producto a la fidelidad y grandes logros como los dos ascensos conseguidos con Brown en 2013 (ante Almagro) y 2015. Este último conseguido en el último minuto ante Deportivo Morón en el Nuevo Francisco Urbano en una definición para el infarto. Tras la victoria es que recibió una ovación por el público del gallo y hasta posó con la mascota luego del encuentro en una imagen icónica de respeto.

La actualidad del club dista de ser la ideal ya que se encuentra muy abajo en la tabla pero reiteró, como en los últimos partidos, que se siente con energías para renovar y cambiar la suerte. El entrenador incluso tiene su autobiografía titulada «Pablo Vico: una vida en ascenso» escrita por Hernán Skrypka y fue presentado el año pasado. Ferviente hincha de Huracán, al que sigue yendo a verlo a la cancha, pero como el recalcó su anhelo de dirigir en Primera División es al Bron.