SAN LORENZO: A UN AÑO DE LA OBSESIÓN CUMPLIDA

El 13 de agosto de 2014 es una fecha que quedará tatuada en la memoria de todos los hinchas azulgrana. En esa noche fría de Buenos Aires, San Lorenzo consiguió por primera vez en su historia la Copa Libertadores de América, ese trofeo tan esquivo para la institución de Boedo que le costó 54 años ganarlo.

El Ciclón clasificó al torneo más importante del continente por haber ganado el Torneo Inicial 2013, bajo la conducción técnica de Juan Antonio Pizzi. A pesar de haber sido campeón, Pizzi decidió ir a probar suerte a Europa, y en su lugar llegó Edgardo Bauza, un técnico ideal para tratar de ganar la copa.

El equipo del “Patón” Bauza integró el grupo 2 junto a Botafogo de Brasil, Independiente del Valle de Ecuador, y Unión Española de Chile. La mayoría daba por hecho que los “cuervos” iban a avanzar sin problemas a los octavos de final, pero en el debut cayeron, en el Maracaná, ante Botafogo por 2 a 0, lo que podía ser una derrota esperada. Luego tuvo dos partidos como local: derrotó por 1 a 0 a Independiente del Valle; y empató 1 a 1 contra Unión Española.

Para afrontar la segunda rueda, el Ciclón primero viajó a Chile, donde se trajo una nueva derrota, esta vez por 1 a 0, que complicaba su clasificación; y después, viajó a Ecuador, donde debía ganar para no llegar a la última fecha casi eliminado. Sin embargo, sobre la hora, Independiente del Valle le empató el partido 1 a 1, y los de Bauza quedaron más que complicados para avanzar a la siguiente fase. Además de traerse ese punto desde Quito, Fabricio Fontanini y Leandro Romagnoli, ídolo y referente del club, fueron sancionados de oficio con cuatro fechas, por insultos hacia el árbitro del encuentro, quién había cobrado el penal en tiempo cumplido, que le dio el empate al equipo ecuatoriano. Además Ángel Correa también fue informado, pero la Conmebol decidió no sancionarlo ya que la dirigencia azulgrana logró comprobar que el ahora jugador del Atlético de Madrid no había sido responsable de ningún disturbio.

El Ciclón se abraza, y festeja el haber pasado a los octavos de final de manera agónica.
El Ciclón se abraza, y festeja el haber pasado a los octavos de final de manera agónica.

En la última fecha, San Lorenzo debía ganarle al Botafogo en el Nuevo Gasómetro, y esperar a que Unión Española, que ya estaba clasificado, derrote en Chile a Independiente del Valle, algo que parecía muy probable. En el Bajo Flores, el local hacía su trabajo: derrotaba 2 a 0 al equipo brasileño, y esperaba a las noticias que llegaban desde el país trasandino. Pero era todo confusión lo que llegaba. El partido era cambiante. Primero ganaban los chilenos, luego lo dio vuelta Independiente, y se puso 3 a 1, pero reaccionó Unión Española y se puso adelante 4 a 3. Pero Daniel Angulo, que metió cuatro goles, y Junior Sornoza pusieron arriba a los ecuatorianos, y obligaban al Ciclón a ganar por 3 goles de diferencia.

En Buenos Aires, faltaban 8 minutos cuando llegó esa noticia, y Mauro Matos tuvo la oportunidad de convertir ese gol que le daba la clasificación a San Lorenzo. Sin embargo, después de eludir al arquero, se abrió demasiado y definió afuera. Parecía que otra vez se escapaba esa maldita Copa Libertadores, pero a los 88 minutos (88, en los números de los sueños, es El Papa), como si el Papa Francisco tuviera algo que ver, Ignacio Piatti anotó el 3 a 0, y la diferencia necesaria para clasificar.

En el Pedro Bidegain, el partido había terminado, y los jugadores esperaron en el centro de la cancha el final del otro encuentro. Los hinchas, desde las tribunas, también esperaban ansiosos. Finalmente, Independiente ganó por 5 a 4, y el 3 a 0 le alcanzó al Ciclón para avanzar a los octavos.

En esa instancia se topó contra Gremio. En el partido de ida, San Lorenzo lo derrotó por 1 a 0 con gol de la joya del equipo, Correa. En Porto Alegre se jugó la vuelta, y el equipo de Bauza había aguantado durante todo el partido; pero Dudú le dio la victoria al local. La definición para saber quien pasaba a cuartos se extendía hasta los penales. Ahí fue el cóndor Torrico quién se lució, como a lo largo de los 90 minutos. Ortigoza, Matos y Blandi anotaron sus tiros desde los doce pasos, mientras que Torrico contuvo los disparos de Barcos y Rodríguez. Quien tuvo la responsabilidad de convertir para avanzar fue Buffarini. Y así fue: remató cruzado, la pelota pegó en el palo y se metió en el fondo del arco para que los de Boedo sigan firme con su sueño.

Torrico, el héroe en la serie vs Gremio, donde atajó dos penales
Torrico, el héroe en la serie vs Gremio, donde atajó dos penales

En cuartos, llegó otro equipo brasileño, el Cruzeiro. En la ida, el cuervo se impuso como local por 1 a 0, con el gol de Santiago Gentiletti. El partido de vuelta, en el Estadio Mineirão, empezó muy favorable para el Ciclón. Rápidamente Piatti consiguió el tan ansiado gol de visitante, que obligaba al equipo azul a convertir tres goles para avanzar. Cruzeiro, a penas pudo conseguir el empate, y San Lorenzo volvió a una semifinal de Libertadores después de 26 años.

Un parate de dos meses por el Mundial, obligó a que las instancias finales se posterguen, y en ese tiempo pasaron algunas cosas: Correa fue vendido, y tuvo que ser operado por un quiste en el corazón, lo que lo imposibilitó de jugar lo que restaba de la copa. Piatti se fue a jugar al Montreal Impact, pero consiguió un permiso para jugar sólo tres partidos (las semifinales y una hipotética primera final).

En semis, lo esperaba el sorpresivo Bolivar, que venía de eliminar a Lanús. Y en el primer partido, con un Nuevo Gasómetro repleto, el Ciclón sacó una ventaja considerable. Goleó por 5 a 0 con goles de Emanuel Más x2, Matos, Mercier y Buffarini; y fueron a Bolivia sabiendo que no había nada definido, pero con una ventaja que cualquiera hubiera deseado. En la altura de La Paz, Bolivar se impuso por 1 a 0, y de esta forma, el cuervo avanzó por primera vez a la final del certamen.

Más de 10.000 hinchas azulgrana viajaron a Asunción para acompañar al equipo en el primer partido, donde los dirigidos por Bauza fueron muy superiores, y parecía que se llevaban el triunfo por 1 a 0 con el gol de Matos. Pero a los 93 minutos, Julio Santa Cruz, puso el 1 a 1 para sorpresa de todos.

En la cancha no entraba nadie más. 45.000 cuervos coparon el Nuevo Gasómetro para ser testigos de la noche más gloriosa en la historia del club.
En la cancha no entraba nadie más. 45.000 cuervos coparon el Nuevo Gasómetro para ser testigos de la noche más gloriosa en la historia del club.

El 13 de agosto, 45.000 personas coparon el Nuevo Gasómetro. En la platea sur apreció un mosaico que decía “X LA GLORIA” al momento que el equipo salió, y toda la cancha se tiñó de azul y rojo, y se unió en un solo grito: “dale sanloré, queremos la copa”.

Ortigoza, y el penal que le dio la Copa a los de Boedo.
Ortigoza, y el penal que le dio la Copa a los de Boedo.

Los jugadores de San Lorenzo se mostraban muy nerviosos, pero un penal llegó en el peor momento del equipo. Ortigoza, un especialista en esto, se hizo cargo y lo cambió por gol para desatar la locura en las tribunas. Los minutos pasaron, el partido se consumía y la Copa Libertadores se quedaba por primera vez en las vitrinas del club de Boedo.

Finalmente llegó el final del match, y en cada rincón del estadio se vio gente llorando. Por primera vez en la historia, el Ciclón había conseguido esa copa tan esquiva. Esa copa que tantas veces, los 4 millones de hinchas vieron como se les escaba de las manos. Pero que gracias al gran equipo, al muy buen cuerpo técnico, a una dirigencia prolija, y al incondicional apoyo de la gente, todos pudieron gritar obsesión cumplida.

Romagnoli, el ídolo y capitán azulgrana, levantando la tan anhelada Copa Libertadores.
Romagnoli, el ídolo y capitán azulgrana, levantando la tan anhelada Copa Libertadores.