Entre la ausencia de calendario debido a la cancelación del SuperRugby y el éxodo masivo de los jugadores que se encontraban bajo la órbita de la UAR a las distintas ligas profesionales alrededor del planeta, el equipo de Jaguares, la principal franquicia argentina, no tiene opciones en este 2021 para disputar ninguna competencia de élite.
La pandemia de coronavirus comenzó a corroer algunos de los pilares sobre los que se apoya gran parte de la estructura y planificación del rugby profesional argentino. El primer impacto se produjo con el corte abrupto del Súper Rugby 2020 cuando apenas se habían disputado un puñado de partidos, luego la disolución de ese certamen anual a partir de este año y, a raíz de la falta de competencia, casi todos los jugadores que tenían contrato con la UAR, incluso los de segundo y tercer orden, han optado por expatriarse hacia otras ligas profesionales, especialmente a Francia e Inglaterra.
La última estocada se produjo con la decisión de las cuatro principales franquicias sudafricanas, Bulls, Lions, Sharks y Stormers, de abandonar los campeonatos organizados por la Sanzaar para jugar, a partir de marzo próximo, la Rainbow Cup, un torneo de transición antes de incorporarse al Guinness Pro 14 con equipos de Irlanda, Escocia, Gales e Italia, situación que condiciona notablemente, en el corto plazo, las posibilidades de Jaguares de continuar siendo parte en competiciones de élite, dado que no es factible ensamblarse en los calendarios internacionales de este año. .
Desde un primer momento, Sudáfrica ha sido el principal aliado argentino para establecer vínculos e insertarse en las principales competiciones del plano internacional, siendo quien más respaldó el ingreso de Los Pumas al Rugby Championship y, posteriormente, de Jaguares al SuperRugby, por lo tanto, este cambio de enfoque de los equipos sudafricanas hacia Europa, obliga a la UAR a realizar un replanteo y evaluar posibilidades para mantener viva la franquicia, aunque también debe haber un cambio puertas adentro pues hay un gran descontento en el seno del rugby nacional en varios aspectos como la forma en que se manejó el affaire de los tweets, la distribución de ingresos, la configuración de certámenes nacionales y regionales, entre otras.
Todo este cúmulo de cosas no hace más que incentivar el éxodo de jugadores argentinos hacia ligas profesionales alrededor del mundo que les permite un desarrollo tanto desde lo deportivo como en lo económico, tal es así, que de aquel equipo de Jaguares que disputó la final del SuperRugby 2019 ante Crusaders, solo Juan Cruz Mallía y Javier Ortega Desio aún no confirmaron la ruptura de su vínculo con la UAR, sin embargo, son cada vez más fuerte los rumores respecto al desembarco de ambos en el Tulouse de Francia.

Lamentablemente, aún resta resolver las situaciones de otros jugadores que todavía mantienen contrato con la UAR y dentro de ese listado se encuentran Felipe Ezcurra, Mayco Vivas, Rodrigo Bruni, Santiago Grondona, Nahuel Tetaz Chaparro, Bautista Pedemonte, Joel Sclavi, Juan Pablo Zeiss, Tomás Albornoz, Santiago Socino, Lucio Sordoni, Gonzalo Bertranou, Mateo Carreras, Juan Pablo Castro y Sebastián Cancelliere, por lo tanto, la puerta apenas quedó entornada y el éxodo tiende a continuar.
Tanto desde lo deportivo como en el aspecto económico, los dirigentes del rugby argentino tendrán que ponerse a trabajar con seriedad y rapidez, pues parece totalmente desatinado tirar por la borda el crecimiento que se ha logrado en la última década y perder la competitividad en el más alto rango que se conseguido en estos años.
La Superliga Americana no entrega ese roce de primer nivel que se requiere para jugar ante las potencias y, dada la grata experiencia de Jaguares XV en la Currie Cup, avanzando hasta la final, puede ser un faro hacia el cual empezar a orientar la búsqueda de soluciones pero lo cierto es que aquella final del Super Rugby 2019 parece tener ancianidad de décadas y, con todo lo sucedido en el último mes, hasta el rutilante e histórico triunfo de Los Pumas frente los poderosos All Blacks ya ha quedado lejos en el tiempo.