La Loba se dio el gran gusto de alcanzar una nueva final internacional y lo logró después de más de tres décadas. La última vez que el elenco Giallorossi alcanzó una instancia decisiva de esta magnitud, en mayo de 1991 cuando por la extinta Copa UEFA perdió ante el Inter de Milan por 2 a 0 en el Giuseppe Meazza y no le alcanzó el triunfo por la mínima, una semana más tarde, en el Olímpico.
Roma sólo jugó dos cotejos claves a nivel europeo en toda su historia. Uno de ellos fue la recordada final de Champions League donde se impuso el Liverpool de Inglaterra en la década del ochenta. El otro pleito ha sido ese ida y vuelta mencionado contra el Nerazzurri en la temporada 1990/91 que acabó consagrando a la Gran Culebra de los alemanes Jürgen Klinsmann, Andreas Brehme, y Lothar Matthäus.
En aquella Copa UEFA, la Loba dejó en el camino al Benfica, Valencia, Girondins de Burdeos, Anderlecht, y Brøndby IF de Dinamarca. En la final tropezó con Inter de Milan. Ahora, 31 años más tarde, el Giallorossi también se metió en un cotejo decisivo aunque el certamen ahora se denomina Conference League.
El camino de esta Roma para acceder a la final que se disputará en Albania ha sido distinto, en parte, por el tenor de la competencia. Arrancó goleando al Trabzonspor de Turquía, compartió grupo con Zoryá Lugansk de Ucrania, el mítico CSKA de Bulgaria, y con un Bodø/Glimt de Noruega que le propinó un flor de cachetazo. Ganó su zona y luego avanzó dejando en el camino al Vitesse de los Países Bajos, nuevamente al rival nórdico, y recién en semifinales se sacó de encima al Leicester.
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