River no la pasó bien ante el Sanfrecce Hiroshima, pero logró imponerse gracias a las excelentes reacciones de Marcelo Barovero en el arco y el gol de Lucas Alario a los 28 minutos del segundo tiempo. Respira Gallardo, festeja el Millonario. Ahora, deberá enfrentar al poderoso Barcelona en la final del día domingo (en la mañana de hoy se impuso al Guangzhou Evergrande por 3-0)
Llegaba la hora de la verdad para River. Llegaba el momento del debut en el Mundial de Clubes. En Osaka, desde las 19:30 hs. de Japón (7:30 de Argentina), el Millonario debía enfrentar al Sanfrecce Hiroshima, equipo proveniente del país nipón, que llegaba a esta semifinal tras haber eliminado al Auckland City y Mazembe. El gran marco de público riverplatense, copaba gran parte del estadio a más de 20.000 km de sus casas. Todo era una fiesta para los hinchas de River.
Sonó el pitazo del árbitro millonario Ericksson para darle vida a este duelo de semifinal. Durante los primeros minutos, River dominó el esférico y buscó avanzar en el terreno. El conjunto japonés, bien parado defensivamente, lograba imponerse en cada duelo y alejaba el peligro del arco custodiado por Hayashi.
Corrían los minutos y el equipo de Gallardo era quien buscaba imponerse en el marcador. Sin embargo, los volantes de River no estaban finos a la hora de los pases y permitían que los jugadores del Sanfrecce no sufran acciones peligrosas de gol. Para colmo, la última línea del Millonario se mantenía constantemente en desorden, dejando espacios para el avance de Douglas y Minagawa.
La primer opción de peligro llegó a los 25 minutos: un pelotazo desde la defensa del Sanfrecce, derivó en un mal cálculo de Eder Alvarez Balanta, permitiéndole a Minagawa quedar cara a cara con Barovero. El N°22 intentó picarla por encima de «Trapito», pero el arquero logró enviar la pelota al corner con su mano derecha. Se salvaba River.
Luego, a los 32 minutos, nuevamente Minagawa fue el encargado de paralizar los corazones Millonarios. El japonés escapó por el sector derecho de la cancha, enganchó ante la presión de Balanta y definió fuerte con un derechazo. Barovero, bien parado en el arco, manoteó la pelota al tiro de esquina, volviendo a salvar a su equipo.
El reloj continuaba su marcha y River no lograba reaccionar. Por eso, a los 39 de la primera parte, Minagawa nuevamente tuvo otra oportunidad: otro error defensivo del Millonario dejó al atacante rival en clara posición de gol, pero nuevamente, con una estupenda reacción a mano cambiada de Barovero, volvía a salvarse el conjunto argentino. Por Barovero y solamente por Barovero, River continuaba 0-0.
River salió a afrontar la etapa complementaria con otra mentalidad. El objetivo era lograr un mayor caudal de juego, con la asociación de sus volantes para permitirle a Alario-Mora hacer lo que mejor saben, definir.
El ingreso de Lucho González en lugar de Leonardo Ponzio, favoreció al juro del Millonario que, con el correr de los minutos, se aproximaba con más frecuencia al arco rival.
Sin embargo, River aún tenía una gran deuda: no había logrado, a lo largo de todo el partido, generar oportunidades manifiestas de gol. Solo pudo aproximarse con un centro rasante de Gabriel Mercado que Lucas Alario no pudo empujar.
El empate no se modificaba y Gallardo enviaba a cancha a Tabaré Viudez en lugar de Pisculichi. El uruguayo surgido en Defensor Sporting entró con el objetivo de desequilibrar a la defensa rival y revertir la historia del partido. En defensa el Millonario ya no sufría. Minagawa, agotado y Douglas impreciso, permitían que la última línea del elenco argentino goce de tranquilidad.
A los 72 minutos, la paridad se romperia, luego de un centro impusado por Viudez desde la izquierda: Jonatan Maidana se anticipó a la salida del arquero japonés, colocando la pelota en el medio para que Alario, con su cabeza, estampe el 1-0. Alario, el hombre de los goles importantes (convirtió en semifinal y final de Copa Libertadores) generaba la euforia de los miles y miles de hinchas en las tribunas.
Durante los últimos 15 minutos, River se encargó de neutralizar todos los ataques y pelotazos lanzados por el equipo de Sanfrecce que carecía de ideas y se excedía en nerviosismo. El conjunto de Gallardo, con su temple habitual para sostener el resultado, logró mantener sin cambios el marcador y consiguió su objetivo. Ganó River, con lo justo y gracias a Barovero-Alario.
Ahora, el Millonario ya esta instalado en la final de este Mundial de Clubes y deberá enfrentar al Barcelona el próximo domingo. River va en busca de la hazaña, River va en busca de quedar para siempre en la historia y volver a casa con la Copa.