El Monarca urgido de puntos para evitar el último lugar en la tabla de los promedios y la Topadora, con una chance única de acercarse a los líderes, ofrecieron un embole sin parangón en Pilar. El empate 0 a 0 entre ambos calificó y el reparto de unidades, claramente, no le fue útil a ninguno.
«¡Qué viva el fútbol!» solía decir Rodolfo De Paoli cuando relataba por TV. Claro que en este caso su Real Pilar no estuvo ni siquiera a la altura deportiva como para brindar un lindo espectáculo en el Carlos Barraza. Liniers, que debía ganar ante un rival que no ha logrado amoldarse en la divisional, sumó su cuarto empate consecutivo que lo lleva a interrogarse para qué está el plantel en la actual temporada.
No pasaba nada en Pilar. El local recién llegó por primera vez a los 20 minutos del primer tiempo. De no ser por los errores en defensa, el empate sin goles se hubiese consumado antes de tiempo. Sin embargo Ulises Castrogiovanni falló pero su equivocación la remendó Miguel Almada. En el área opuesta, Federico Potarski despejó justo cuando mejor jugaba el Monarca.
Jonathan de Otto dejó con diez hombres a los dirigidos por de Paoli tras expulsar a Kevin González. Así los arcos parecían estar cada vez más lejos, las situaciones ni siquiera se generaban y encima el calor que hacía en la verde gramilla era completamente insoportable.
Real Pilar y Liniers empataron 0 a 0. Al Monarca no le sirvió porque no sale del pozo en la zona de los promedios. A la Topadora tampoco porque no pudo restar unidades con quienes lideran la tabla de posiciones. Y a eso hay que sumarle que entre ambos, en las últimas cuatro fechas, hicieron solamente un gol.