El Calamar pasó de la algarabía a la desazón en cuestión de minutos. Si bien el equipo de Juan Manuel Llop cumplió con sus deberes y derrotó por 2 a 1 al Gasolero, el Marrón quedó fuera de la primera final por el ascenso a la Liga Profesional cuando, en plena complementaria, sintonizaban la lluvia de goles de los Leones del Imperio en Río Cuarto.
Platense debía ganar y, para evitar lo que finalmente sucedió, no tenía que conformarse con una diferencia mínima. Comprendiendo la situación, la escuadra de Vicente López jugó uno de sus mejores partidos en este último tiempo, fue al frente, dominó, y terminó pinchándose en la complementaria cuando ya las piernas no respondían y Estudiantes de Río Cuarto arrasaba con las ilusiones. Temperley, acabó anteúltimo en la zona.
El dueño de casa fue una maquinita en la media hora inicial. A los 10 minutos abrió la cuenta Mauro Bogado con un tiro libre delicioso, magistral, supremo, de esos que dan en el travesaño y terminan embelleciendo la definición. Las subidas de Juan Infante y Brian Lluy se acoplaban a la explosión ofensiva del tándem de ataque local. El zaguero, ex Racing, tuvo en sus pies una buena oportunidad. Sin embargo, el segundo tanto llegó gracias a un desborde magistral de Joaquín Susvielles para que Matías Tissera empuje la redonda en la puerta del área chica.
Ganaba Platense, empataban Estudiantes de Río Cuarto y Agropecuario, y el entretiempo llegaba con la ilusión a flor de piel en Vicente López. Claro que, Walter Perazzo metió mano en el equipo durante el descanso, Temperley fue otro y, para colmo, al Marrón ya le pesaban las piernas y la cabeza al enterarse lo que estaba sucediendo en Córdoba.
El Celeste del sur del Gran Buenos Aires descontó con un penal de Ariel Cólzera. Esa fue una daga para el Calamar que, luego, tuvo que digerir los goles del otro Celeste, el que finalmente jugará la final por el primer ascenso a la Liga Profesional de Fútbol. Mareados, los de Llop tuvieron algo de tiempo para conseguir la heróica de dos tantos, pero claramente eso no sucedió.
Temperley aprovechándose de su rival pudo empatarlo aunque demostró falencias en el último toque para conseguirlo hasta perder sólo por 2 a 1. Platense, hasta el entretiempo, era pura felicidad. Después vio los goles de Estudiantes de Río Cuarto, la paupérrima tarde defensiva de Federico Rosso en Agropecuario, y rozó la decepción, el desgano, la bronca. Tendrá revancha, pero deberán trabajar mucho en lo psicológico para levantar el ánimo.