Quizás este debió haber sido el Super Bowl que nunca será, difícilmente quien haya visto (o vivido en el estadio) el encuentro de ayer, se haya podido levantar del sillón, particularmente en los últimos quince minutos del mismo. Los dos candidatos mejores posicionados a ganar el anillo de campeón se tenían que enfrentar en una apasionante semifinal de conferencia.
El encuentro fue de los más parejos de los últimos tiempos, llegaban al final del último período con una diferencia de dos puntos a favor de los Chiefs (23 a 21), pero lo más emocionante llegó a falta de dos minutos para el final: Josh Allen pone un pase de anotación y además logra la conversión de dos puntos (no optaron por el gol de campo) y se pone arriba en el marcador 28 a 26. Con poco más de un minuto, Tyreek Hill corre 50 yardas con el balón y ahora da la victoria parcial para los locales por 33 a 29! Y todavía faltaba más!
Con 13 segundos en el reloj, otra vez el marsical de los Bills consigue un pase de anotación para pasar adelante por 36 a 33. Patrick Mahomes tuvo dos avances magistrales, logrando llegar a zona de gol de campo y a falta de 3 segundos, logran la conversión para llevar el partido al alargue: en dos minutos hubo 3 pases de anotación, una conversión de dos puntos y un gol de campo. Locura total.
Quizás la injusticia dice que cuando existe un alargue, la posesión se decide por el sorteo de una moneda, y si el que logra tener el balón consigue en su primera posesión un touchdown sin tener que despejar el ovoide, se termina el encuentro sin darle la chance al otro rival de poder igualarlo. Y eso fue lo que terminó sucediendo: un par de buenas decisiones de Mahomes y un pase milimétrico a Travis Kelce marcaron el final de un encuentro que nadie quería que termine. Digna semifinal (¿se repetirá algo así en las finales?), dignos rivales y la esperanza de que se vuelvan a encontrar en un futuro cerca para poder revivir un encuentro tan emocionante como el que se vivió.
