El fanatismo por Diego Armando Maradona ha cruzado océanos, traspasado fronteras, incluso culturas. Sin embargo hay pocos lugares fuera de su país natal como en Nápoles donde el amor por el «Diez» es tan inagotable como cotidiano. Así fue como de paseo por la Campania uno puede encontrarse al «Pelusa» hasta en los sobres de azúcar.
Un croissant y un café en el sur de Italia pudieron dispararle al mundo un par de historias dignas de ser contadas. Si bien aún existe esa diferencia entre el norte y las regiones australes, aunque en menor medida con respecto a otras épocas, el fútbol tampoco quedó fuera de esta distancia.
La transferencia de Gonzalo Higuaín del Nápoli a la Juventus fue una clara muestra que no se trató sólo de una transferencia entre dos rivales separados por una pelota o algún que otro campeonato. De hecho, aquél traspaso del actual hombre del Chelsea de Inglaterra, todavía dejó una herida difícil de sanar.
«Ragazzo, un croissant e un caffé per favore». Esas palabras mágicas permiten que llegue a la mesa nuestro pedido con los sobres de azúcar correspondientes. Y para sorpresa (o, en verdad, a esta altura ya no), la cara del Diego con un notable mensaje de amor hacia Los Azules pudo leerse en el recipiente.
«Un vero argentino non andrá mai a giocare a Torino nello stadio Gjuventino. Non se puó per la ghente, por el calor della cittá de Nápoli, no? Chi ama non dimentica» deslizaba la leyenda con la firma de Maradona. Y traducido del italiano, la frase dejó en un claro español algo así como: «Un verdadero argentino nunca irá a Turín para jugar en el estadio de la Juventus. No podrá por la gente, por el calor de la ciudad de Nápoles, ¿no?. El que ama no se olvida».
Y así, una vez más, el «Diez», el «Pelusa», el pibe que nació en Villa Fiorito y recorrió el mundo, volvió a cruzar oceános, a traspasar fronteras e incluso culturas. Bastó con pedir un café en la soleada y colorida Nápoles para que aparecza el Diego que está en cada rincón de este planeta.