Los históricos Carlos Luna y José Sand salvaron la tarde dominical de Guidi y Arias para que no culmine en un apático cero a cero. La imagen de dos apellidos que pueden bien vincularse a una playa de noche hablan de lo desértico que fue el cotejo en el que el Granate y el Matador igualaron 1 a 1 para quedar a doce unidades del líder, Estudiantes de La Plata.
El primer tiempo que brindaron Lanús y Tigre en el Néstor Díaz Pérez fue para el olvido. La imagen del campeón fue una sombra realmente de aquél equipo de Jorge Almirón que parecía invencible y que incluso se alzó con el título goleando, y con paseo, a San Lorenzo de Almagro. Lo de los muchachos de Pedro Troglio fue más discreto porque conocían el tenor de su oponente y la intención era mantener el invicto que arrastraban desde hace cinco jornadas.
Cambió un poco el panorama en la complementaria pero sólo por los goles. Las jugadas de riesgo estuvieron ausentes en el sur del Gran Buenos Aires. Marcelo Herrera le cometió un penal a Erik Godoy que Fernando Echenique no dudó en sancionar. A los 6 minutos de la segunda parte, el «Chino» Luna cambió la pena máxima por gol tras superar a Fernando Monetti. Sin embargo la alegría le duró poco a Tigre con el 1 a 0 porque Lanús reaccionó hasta conseguir el empate y nada más.
Faltando media hora para el final, el «Pepe» Sand cumplió con la ley del ex y conectó de cabeza un envío aéreo de Nicolás Pasquini. Claro que con el 1 a 1 ninguno se atrevió a más aburriendo durante el lapso que restaba.
Lanús y Tigre empataron 1 a 1 y ambos quedaron con diez puntos de un campeonato que ya puso veinticuatro en juego. Fue poco romántico para imaginarlo como una playa de noche. Pero si no era por la Luna y la Arena, sin lugar a dudas, hubiese sido más desértico aún.