Cuando el recorrido del Giro de Italia se va acercando al norte de la península Itálica es un buen momento para recordar a uno de los más célebres ciclistas del país de la bota, pero en este caso, por sus hazañas extradeportivas.
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial uno de los grandes dominadores del deporte de la bicicleta fue el toscano Gino Bartali, que acababa de imponerse en dos ediciones de la `Corsa Rosa´ y en una del Tour de Francia. Por otro lado, contaba con la benevolencia del régimen de Benito Mussolini al ser considerado un hombre de derechas cuyo ejemplo podía servir a la juventud de referente.
«Ginettaccio» era un joven de profundas creencias católicas y apoyado por diversos representantes de la Iglesia, durante el transcurso de la contienda consiguió obtener pasaportes falsos que hacía llegar a judíos residentes en la zona de Italia ocupada por los nazis. Iban ocultos en su bicicleta y el hecho de ser un deportista muy popular le facilitaba que los controles de carretera no fueran muy exhaustivos. De esta forma, se calcula que consiguió facilitar que más de 900 judíos pudieran pasar al otro lado de la Línea Gustav, que situada unos kilómetros al sur de Roma, daba paso a la zona controlada por las tropas aliadas.
Décadas después de su retirada tras haberse impuesto por tercera vez en el Giro de Italia y haber hecho doblete en la `Grande Boucle´ se empezó a hablar de esta historia, sin embargo el toscano cuando era preguntado por este episodio, respondía: “El bien se hace, no se dice”.
Sin embargo, como no podía ser de otra manera, estos rumores no pasaron desapercibidos en Israel, que años después de la muerte del as toscano (ocurrida en Florencia en el año 2000) y tras confirmar su veracidad, decidieron concederle en 2013 el título póstumo de “Justo entre las Naciones”.
La principal carrera por etapas italiana visitó por primera vez el continente asiático en 2018 y así le rindió homenaje a «El Piadoso» con la disputa de las tres etapas iniciales de esa edición en tierras hebreas.