La gran performance de La Celeste en Rusia 2018 vino de la mano con las continuas declaraciones de Oscar Tabárez sobre la escueta población uruguaya. Apenas más de tres millones de personas, de las cuales no todos son varones y con un número que decrece cuando se afina el lápiz en otro tipo de parámetros, fue uno de los escollos que el combinado charrúa debió sortear eternamente. Aún así, los sudamericanos, siempre estuvieron a la altura de las grandes competencias. Y el caso de Holanda tiene algunas similitudes.
Es cierto que, para armar el seleccionado de la Naranja Mecánica, las posibilidades se quituplican. Poco más de dieciséis millones de habitantes, incluyendo las islas del Caribe que han colonizado, abren, a priori, el abanico para encontrar talenos. Eso sí, la cifra no deja de ser notablemente inferior a la demografría de Argentina, Brasil o Alemania.
Sin embargo, Holanda, tiene un problema aún mayor que Uruguay. El país sudamericano cuenta con una extensión territorial de 176 mil kilómetros cuadrados mientras que los europeos disponen de menos de una cuarta parte de la superficie charrúa. Y a todo ello habría que agregarle el famoso problema con el agua de los Países Bajos.
Casi el 20 por ciento del territorio holandés está cubierto por agua lo cual acorta la brecha para el crecimiento. No obstante, en enero de 1953, hubo una inundación que llevó a cambiar para siempre el pensamiento de la población. Los molinos, la tecnología, el ganarle terreno al mar y demás hicieron de los Países Bajos del Norte un verdadero ejemplo.
Así es como al pasear por diversas ciudades del nórdico país de Europa la vista se recrea entre canales y mucho verde. Prácticamente no hay altura. De hecho el aeropuerto internacional de Amsterdam está por debajo del nivel del mar. Schipol, es uno de las dos terminales aéreas del mundo, en tener dichas condiciones.
Frente a varias adversidades, el fútbol comprendió que para no quedar tan alejados de la competencia, debían hacer algo también. Sin tanto espacio, y con menos gente que el resto de las potencias, tuvieron que apelar a ganar desde otro aspecto. El famoso «Fútbol Total» de Rinus Michels, el hecho de la tenencia de la pelota, el cuidado del esférico, los pases certeros, el no tener una posición fija en la cancha. Todo eso comenzó a generar el cambio.
La Naranja Mecánica tuvo sus hijos pródicos. Desde Johan Cruyff, pasando por Frank Rijkaard, Ruud Gullit, Marcos Van Basten, Marc Overmars, Dennis Bergkamp, Ronald Koeman, Edgar Davids, Patrick Kluivert, Ruud van Nistelrooy, Edwin van der Sar, Arjen Robben, Wesley Sneijder, Robin van Persie, el país fue dando sus frutos futbolísticos en la última mitad de siglo.
Todo esto se fue logrando con sumo empeño. En Holanda solamente hay 36 clubes profesionales pero, detrás de ellos, hay tres mil clubes amateur que reciben anualmente una inversión de un billón de euros al año para el mantenimiento completo de los estadios principales, auxiliares, y demás. Se sabe que el fútbol es una pasión única y gran parte de la apuesta la hacen en estos lugares que compiten con los más poderosos hasta en juveniles.
No conformes con ellos, el Ajax y el Feyenoord también cuentan con un campus de formación de jugadores que está a un nivel supremo. Justo a La Masía del Barcelona, estas tres instituciones apuestan a sacar cracks que luego van engalanando las ligas del mundo. Y así, Holanda, con poco territorio y teniendo el 7 por ciento de su población vinculada con este deporte, es un caso como el de Uruguay. Ante la adversidad siempre hay una solución y una luz de esperanza para demostrar que siempre se puede mejorar.