Por: Facundo Olguín | @Facunicolas23
Se cumple un nuevo aniversario de la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. Un hito en la historia del básquet nacional e internacional y el que bautizó a la Generación Dorada.
Si. Ya pasaron 16 años, seguramente, si repasamos partido a partido vas a recordar qué estabas haciendo o cómo viviste esa victoria. Sabíamos del potencial o de lo que podía llegar a dar ese plantel, teniendo en cuenta el primer puesto obtenido Sudamericano de Valdivia 2001, el Campeonato FIBA Américas del mismo año en Neuquén y el Sudamericano de Brasil de 2004. Por otro lado, estaba la espina de ese segundo puesto en el Mundial de Indianápolis en el 2002 tras caer en la final con Yugoslavia y ese remordimiento con Pitsilkas por la falta que no cobró a nuestro favor que pudo cambiar la historia.
Pero siempre hay revancha, y para eso, el plantel se tenía que mentalizar en lo que venía. Rubén Magnano, el director técnico, convenció a Hugo Sconochini para aplace un poco más su retiro. Además, sumó dos nombres más para el armado final: Walter Herrmann y Carlos Delfino. Para llegar bien desde lo físico, se armaron nueve partidos amistosos, de los cuales cinco fueron en Europa y la imagen que dejó el equipo no fue la mejor. Sin embargo, en lo más profundo de cada jugador sabían que, esta vez, el primer puesto no se iba a escapar.
El grupo que le tocó a Argentina estaba conformado por Serbia y Montenegro -ex Yugoslavia-, España, Italia, China y Nueva Zelanda. Justamente, el 15 de agosto se jugó el primer partido y el rival fueron los serbiomontenegrinos que contaban con gran parte de aquellos jugadores que se quedaron con el Mundial del 2002. ¿Cómo olvidar ese partido? Si hasta el día de hoy nos acordamos de esa fantástica salida bajo el aro, con Montecchia girando contra su rival, asistiendo a Ginóbili -goleador con 27 unidades- y encestando de palomita con el cristal y la chicharra a su favor para la victoria 83-82.
No hubo mucho descanso porque, dos días más tarde, tuvo que enfrentar a los españoles. Luego de una buena primera mitad, mostró irregularidad y terminó cayendo por 76-87. El máximo artillero fue Luis Scola con 28 puntos. Había que levantarse y buscar la clasificación; para eso, los siguientes rivales eran los más accesibles del grupo. El 19 se enfrentó a China y, con Manu (14), Luifa (15) y Nocioni (17, goleador) en doble dígito vencieron por 82-57. Luego, el 21 de agosto se enfrentó a los neozelandeses y, otra vez, con varios jugadores en doble dígito, Ginóbili (19), Chapu (10), Oberto (14), Gaby Fernández (11), selló el pase a la siguiente fase al vencer 98-94. Se destacó el juego de Scola, marcando 25 puntos.
Una victoria más para los dirigidos por Rubén Magnano y asistido por Fernando Duró y Enrique Tolcachier, los dejarían en el segundo puesto pero una caída significaba quedar terceros y enfrentarse a los dueños de casa, con todo lo que ello implica. El último partido del grupo fue ante Italia el 23 del mismo mes. Un juego parejo que los europeos terminaron cerrándolo mejor y se quedaron con el segundo puesto al vencer 75-76. Tanto Manu como Scola fueron los máximos artilleros argentinos con 19 unidades.
Llegaron los cuartos de final y el rival fue Grecia. Partido duro por donde se lo mire y, quién cerrara mejor en el último cuarto, obtenía el pase a semifinales. Y ahí se lució Herrmann (8). Fue victoria por 69-64 y, nuevamente, Manu Ginóbili fue el goleador argentino con 13 unidades, pero esta vez fue acompañado por Fabricio Oberto con la misma cantidad. Ahora se viene lo más complicado, en un principio, que era enfrentar a Estados Unidos que en sus filas presentó jugadores de NBA, sea consagrados o que recién iniciaban. Entre ellos estaban Tim Duncan, Shawn Marion, Allen Iverson, LeBron James, Carmelo Anthony, Lamar Odom, Dwayne Wade, etc. Sin contar que en el banco tenían a Larry Brown como head coach (quien venía de ser campeón con Detroit Pistons) y a Gregg Popovich como asistente. Un equipazo.
Las semifinales se jugaron el 27 de agosto en el Estadio Olímpico de la ciudad de Atenas. Argentina controló juego con firmeza y supo pegar en los momentos más oportunos para que los dirigidos por Larry Brown no crezcan anímicamente. Una buena participación colectiva de Nocioni (13), Montecchia (12) y Herrmann (11), se obtuvo la victoria por 89-81 y, nuevamente, el bahiense fue el goleador del juego con 29 puntos. Se marcó un hito, es la única selección que venció dos veces a una estadounidense con jugadores NBA. La anterior fue en Indianápolis 2002 por 87-80.
Llegó la hora de hacer historia. Un día como hoy, 28 de agosto, pero de 2004. El rival ya se conocía, porque lo enfrentó en fase de grupos, y era Italia. Supo qué camino tomar, no llegar ajustado en el cierre y se aprovechó de la baja efectividad rival para lastimar. Para colmo, Scola jugó encendido. Convirtió 25 puntos siendo goleador del juego, se sumaron al doble dígito Montecchia (17), Ginóbili (16) y Wolkowyski (13). Fue victoria por 84-69. La Selección Argentina, a base de esfuerzo, hizo historia. Hoy, 16 años después, es el único país, que no sea Estados Unidos, en aparecer en el primer puesto en un medallero olímpico y ellos lo hicieron.
El plantel estaba compuesto por: Alejandro Montecchia, Juan Ignacio Sánchez (bases); Emanuel Ginóbili, Carlos Delfino (escoltas); Hugo Sconochini, Andrés Nocioni, Walter Herrmann (aleros); Luis Scola, Leonardo Gutiérrez (ala pivot); Rubén Wolkowyski, Fabricio Oberto, Gabriel Fernández (pivot). El cuerpo técnico estaba compuesto por Rubén Magnano como entrenador principal, Fernando Duró y Enrique Tolcachier como asistentes técnicos, Mario Mouche como preparador físico; Horacio Pila fue el médico y Miguel Borgatello el kinesiólogo; Roberto Vartanian fue el utilero y Alejandro Cassettai el jefe de equipo.