«La FIFA desea festejar los 100 años de la Copa del Mundo en Argentina y Uruguay. Eso lo confirmo. Está firmado». Lo dijo Julio Humberto Grondona en julio de 2013. Podrán amarlo u odiarlo pero JHG era un visionario de la pelota y estaba varios pasos adelantos que el resto «en todo sentido». No es algo nuevo el anuncio de los Presidentes de Argentina y Uruguay -Mauricio Macri y Tabaré Vázquez, respectivamente- sobre una posible candidatura para el Mundial del 2030 en los países vecinos.
Uno de los sueños del ex mandatario de la AFA fue volver a traer al máximo torneo mundial al país, en este caso acompañado por los charrúas para conmemorar los cien años de la primera competencia internacional de 1930 ganada por la celeste a los nuestros. No hay dudas que aún se requiere tiempo y seriedad para una presentación a más de una década del evento. Catorce años nos separan del 2030 y ni siquiera se ha definido la sede del 2026. Pero es bueno adelantarse a los hechos: Argentina tiene estadios preparados para un evento de esta magnitud como el Mario Alberto Kempes de Córdoba, el Malvinas Argentinas de Mendoza, el Monumental de Nuñez, el Bicentenario de San Juan, el Estadio Ciudad de La Plata y muchas más que estarían capacitados para albergar un Mundial aunque claramente se necesitaría más infraestructura en todo sentido. No habría que preocuparse porque restan catorce años si la idea llega a buen puerto en la oficinas de la FIFA.
Los escenarios de Uruguay no son tantos pero el estadio Centenario siempre estará a la altura de una Copa del Mundo y más siendo el primero que «protagonizó» una final mundialista (Argentina y la Celeste en 1930). El estadio más importante de los orientales será remodelado a través de varios proyectos de modernización. La segunda cancha posible es -sin duda- el Parque Central, lugar en donde se disputó el primer encuentro de toda la historia de los mundiales entre Bélgica y Estados Unidos en 1930. Según fuentes uruguayas, la casa del Club Nacional de Fútbol sería la candidata para recibir el primer encuentro del 2030 en homenaje a aquel debut mencionado. Si se piensa un poco más sobre un campo de juego uruguayo saldría inmediatamente el proyecto de Peñarol, que tendrá su propio lugar de casi 40 mil espectadores pero que aún está en construcción.
Igualmente no es un buen momento en el mundo del fútbol en medio de tanta corrupción y a su vez sabemos que hay temas más importantes en el país que un Mundial. Pero la ilusión para los futboleros no se quita tan fácilmente. Es un avance que los políticos de ambos países estén unidos para bancarse una candidatura y que se trabaje con tiempo para lograrla.