COPA AMÉRICA CHILE 2015: JUREMOS CON GLORIA MORIR

«Oh juremos con gloria morir, ohh juremos con gloria morir». Las únicas palabras del himno que se cantaron en la final de la Copa América 2015 son claras y describen el esfuerzo y la entrega en una determinada situación. A nuestra selección lo sobró calidad pero lamentablemente le faltó algo más como en la definición del Mundial de Brasil 2014. No jugó un partido desastrozo aunque tampoco fue sublime por la cantidad y calidad del material del plantel de Gerardo Martino. Era para cualquiera pero fue para Chile. ¿Habrá sido por la convicción y el corazón de los dirigidos por Jorge Sampaoli? Difícil saberlo, hasta ahora no somos científicos para adivinar y estudiar las conciencias de cada uno de los jugadores.

En toda la competencia, Argentina demostró un nivel de juego de menor a mayor con primeros tiempos excelentes,  algunos complementos deficientes y grandes funciones como contra Colombia y Paraguay. La idea del Tata fue clara y dejó un sabor dulce a los hinchas albicelestes. Sin embargo, en la final jugada en el estadio Nacional de Santiago de Chile, no logró plasmar su estrategia en el campo y su rival lo maniató en muchos momentos. Le cortó a su llave, a la mejor del mundo: Leo Messi. Y aquí se demostró no tener un plan B, algo diferente, que salga del único camino que -por ahora- existe. Cuando no te salen las cosas, hay que mutar, transformarse y eso fue -a nuestra humilde opinión- lo que le faltó al equipo. En su medida, Chile fue levemente superior pero superior al fin y por eso es merecedor de la Copa América porque jugó, metió durante todo el partido y demostró frialdad en los penales. ¡Cuidado! Los nuestros no hicieron un mal encuentro, tuvieron situaciones aunque con eso solo no alcanza. Los cambios no sirvieron, las elecciones en los penales tampoco (sólo convirtió Messi).

No hay duda que hay cosas que se deben mantener. Estos jugadores llegaron a los corazones de los hinchas, los convencieron con su juego y demostraron una idea futbolística que le devolvió la ilusión a la gente como en Brasil. No tenemos que olvidarnos que hay exigencias al contar con tantas figuras. Todos queríamos ganar en los noventa minutos y no caer de esta manera en los penales con ejecuciones irresponsables con la calidad de los protagonistas.

El exitismo de los argentinos tiene que ver con el sabor agridulce de la derrota. Nos consideramos los mejores del mundo antes de finalizar los eventos y cuando hay que demostrarlo en la cancha fallamos en algo. Da gusta saber que Chiquito Romero se ganó el arco de la selección, que Zabaleta, Garay (o Demichelis), Otamendi y Rojo son los nombres definitorios para la defensa sólida que buscamos hace tiempo, que Mascherano sigue emocionándonos con el alma de guerrero y la entrega interminable y que Pastore sorprendió a todos y sin dudas es un número puesto en las eliminatorias. A Messi es difícil criticarlo porque no deja de ser el mejor del mundo pero al ser mejor hay que exigirle más. Un solo gol y de penal es poco para lo que significa la Pulga, más allá de que casi nunca juega mal. Los argentinos lo querremos siempre, sin él no se si seríamos la gran Selección que todo el planeta dice que somos. Sólo se requieren alternativas a los posibles e inteligentes propuestas de los rivales, chances de modificar nuestro juego a la hora de necesitarlo.

No hay que restar importancia de llegar a dos finales (Brasil 2014 y Chile 2015) en un año. Estamos en los primeros puestos del fútbol mundial pero los hinchas quieren un título para cortar esos 22 años de sequía de logros internacionales. La generación dorada se acaba y sólo nos tenemos que conformar con algunas emociones en semifinales. Argentina estuvo cerca de obtener la Copa América, sí otra vez cerca. La gloria se nos escapa en nuestras narices y no queda otra que morir de pie. No dudamos del esfuerzo pero a veces sí de la calidad a la hora de morir. Sólo pedimos con gloria, morir.

 

 

Acerca de Francisco Alí 14465 Articles
Nació un día después del gol del Diego a los ingleses pero llegó justo para el postre contra Alemania Federal. El fútbol es su vida. Escribe de la misma manera que juega: excelente. Por eso es crack. Los Piojos y Atlético Madrid son su debilidad. En 2005 fundó esta locura llamada Vermouth Deportivo.
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