El castigó sonó más fuerte que la pirotecnia. Las bombas de estruendo que cayeron en el estadio Brigadier Estanislao López aquél sábado 7 de abril, hicieron un ruido ensordecedor en la economía del Sabalero. Porque más allá de reprograma el cotejo que finalmente terminó ganando Vélez Sarsfield, la entidad santafesina fue multada por el Tribunal de Disciplina de AFA con la módica suma de 960 mil pesos.
Era sábado y Colón recibía al Fortín en el Cementerio de los Elefantes. Se jugaba el primer tiempo cuando repentinamente se estremeció el área defendida por el arquero visitante, César Rigamonti. Una, dos, tres veces los decíbeles sacudieron los tímpanos del ex Belgrano de Córdoba para que Andrés Merlos confirme que no estaban dadas las garantías y la contienda se suspenda hasta nuevo aviso.
El partido continuó la semana pasada cuando justamente el Tribuna de Disciplina estaba reunido en Viamonte 1366 dándole sentencia al expediente 77870 que se desglosó en tres puntos. La multa ascendió al valor de 500 entradas populares durante el término de seis partidos lo cual terminó rodeando un total de 960 mil pesos por infringir los artículos 80, 82 y 148 del reglamento.
Más allá de ello Colón tendrá clausurada la parte media de la popular durante las dos jornadas iniciales de la Superliga 2018/19 pero así también el castigo se extendió a un apercibimiento a futuro en el cual dejaron por escrito que, de repetirse el uso de bombas de estruendo, el Sabalero deberá jugar un par de fechas a puertas cerradas. Sin dudas, mucho ruido para el bolsillo de la dirigencia que pudo silenciarse un poco con la clasificación a la próxima edición de la Copa Sudamericana.