Tres veces se cortó la luz en San Martín desde las nueve y cinco de la noche. Los jugadores del Funebrero y el Lobo formaban fila para el saludo FIFA cuando por vez primera la energía eléctrica dijo basta en el estadio. Sebastián Ranciglio esperó un comunicado oficial, pero esta historia volvió a repetirse dos veces más. De esta forma, los de Jorge Antonio Vivaldo y los conducidos por Carlos Morales Santos, pudieron jugar solamente siete minutos hasta que llegó la suspensión definitiva del cotejo.
Para que la pelota ruede poco más de 420 segundos, hubo que esperar efectivamente una hora. Chacarita Juniors y Gimnasia de Jujuy se la pasaron más tiempo conversando en penumbras que corriendo detrás del esférico. Sin embargo, en lo poco que duró la contienda, fueron los del norte de la República Argentina, quienes tomaron la iniciativa e incluso llegaron con peligro sobre la retaguardia de Pedro Fernández.
El primer apagón se dio antes que los profesionales estrechen sus manos previo al silbatazo inicial de Ranciglio. De hecho, cuando la energía volvió a iluminar el verde césped, aún restaba también que el Tricolor se saque la eterna foto con los once titulares formados. Pasó el sorteo. Acomodaron la bola para mover y el juez quedó esperando la orden de la televisión para no comenzar cuando el canal estaba en plena pauta comercial. No obstante, en ese interín, se oscureció todo nuevamente.
«Del aserrán, del aserrín, sabés que feo que es del noche San Martín» cantaba la banda de Chacarita Juniors. Ya, a esa altura, no era muy gracioso lo que sucedía. Sólo quedaban encendidos los carteles de la publicidad estática. De repente, uno a modo de propaganda dijo «bajá el consumo de luz». Digno de una comedia. Y a todo esto Gimnasia de Jujuy sabía que había que jugarlo a como de lugar porque ellos tenían el regreso previsto para la Tacita de Plata pactado para el día siguiente.
Volvió la energía. A esa altura, el encuentro iba a comenzar en un horario donde debería estar acabando la primera parte. Ranciglio se apuró a pitar. Los jugadores arrancaron perdidos en la cancha. Después el Lobo se acomodó mejor. Matías Córdoba le ganó la espalda a todos los defensores y la picó ante la salida de Fernández pero la pelota pasó besando el palo izquierdo. En la jugada siguiente fue el uno del Tricolor quien debió esforzarse para contenter en dos tiempos un fortísimo zapatazo del ex Fénix y San Luis de Quillota, Diego Auzqui. El Tricolor no estaba iluminado y el estadio volvió a apagarse.
Casi un cuarto de hora después, el juez tomó la determinación de suspender definitivamente el partido. Las agujas ya habían avanzado por el sector de las diez de la noche y ni siquiera se había disputado un décimo del cotejo. Chacarita y Gimnasia de Jujuy empataban 0 a 0 en un partido que, tal vez, no debería haber comenzado. El panorama era desalentador desde un principio. Pero alguien quiso que se hiciera un tercer intento y falló nuevamente. Que el último, apague la luz…