BORUSSIA DORTMUND 0- BAYERN MÚNICH 1: CHAPA DE CAMPEÓN…OTRA VEZ

Martes 26 de mayo. Por la fecha número 28 de la Bundesliga, se disputaba el partido más importante del fútbol alemán: «Der Klassiker». Las dos actuales potencias futbolísticas de la liga se enfrentaban en un clásico que pareciera definir lo que será la recta final del campeonato.

En un Signal Iduna Park totalmente vacío, el local, Borussia Dortmund buscaba ponerse a un punto del líder, el Bayern de Múnich. Ambos registraban grandes actuaciones en los partidos previos, con victorias contundentes, acompañadas por un juego vistoso y de alto vuelo.

Los dirigidos por Lucien Favre llegaban confiados gracias al nivel exponencial que el equipo había mostrado en los anteriores encuentros, obteniendo los tres puntos frente a duros rivales casi sin despeinarse. El tridente ofensivo: Hazard, Brandt y Halaand, parecía estar intratable. Los jóvenes parecían tener la jerarquía para llevarse puesta cualquier defensa que tengan enfrente, a pura potencia y efectividad, lograban posicionarse como un obstáculo, incluso para el poderoso Bayern Múnich.

Al ser ambos elencos los más poderosos y ganadores de la liga, es común que el torneo suela definirse al toparse estos dos gigantes batiéndose a duelo en el campo de juego. Entre el Borussia Dortmund y el Bayern Múnich se reparten los últimos diez títulos de la Bundesliga: los de amarillo obtuvieron dos (2011 y 2012), mientras que los «bávaros» se quedaron con ocho (2010, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019). De manera que el último campeonato que quedó en manos de otro equipo fue el del año 2009, en manos del Wolfsburg.

En los últimos siete clásicos disputados por Bundesliga, el Bayern se quedó con cinco de ellos: todos ganados por goleada. El Borussia sólo había ganado dos, y por la mínima (ambos en condición de local). Hoy parecía estar todo dado para dar el golpe y bajar al equipo ganador por excelencia. Los oriundos de Dortmund querían arruinarle la fiesta a los punteros y afirmar su carrera por el título.

Toda esta historia fue plasmada fielmente en el verde césped desde el minuto cero. Intensidad, presión alta, balón bajo la suela y atrevimiento por parte de los dos protagonistas de uno de lo que seguramente habrá sido uno de los clásicos alemanes con más rating a nivel mundial. La pandemia del COVID-19 nos tiene a todos los futboleros extrañando sentir la espontaneidad que genera ver al balón rodar en vivo.

El visitante salió con mentalidad ganadora. A liquidar el asunto rápidamente, con templanza y experiencia. El local no se quedó atrás, pero fue más cauteloso: sabía que el rival que tenían en frente no perdona.

En un partido parejo, la sensación que tenía el espectador era clara: los de Múnich eran más agresivos. El portero de los negriamarillos, Roman Bürki tenía cada vez más jugadas que lo convertían en la figura del partido. Las llegadas eran inminentes y los ataques llegaban por ambas bandas. La defensa por momentos parecía tener ciertos desacoples (que sólo se notan en partidos decisivos, ante rivales de la talla y magnitud del Bayern), que acabaron por ser determinantes.

Manuel Neuer fue forzado a estiradas magníficas, pero no fueron más que llegadas que uno de los mejores arqueros del mundo, supo controlar con toda su jerarquía individual. Las acciones ofensivas del Borussia Dortmund parecían haber perdido la eficacia y contundencia de las anteriores fechas.

A los 43 minutos llegó el baldaso de agua fría. ¿Gol?…¡Golazo! de Joshua Kimmich. Luego de una rápida y dinámica jugada en el borde del área, de esas que logran desdoblar un bloque defensivo en tres toques, el balón llegó a Kimmich, que tuvo la sutileza de picar la pelota desde la medialuna. El esférico ingresó pegadito al ángluo de un sorprendido Burki, que se estiró a más no poder, pero terminó observando la forma en que la número cinco inflaba la red de su portería.

¿La clave del triunfo? La inteligencia táctica del Bayern de Múnich plasmada en el complemento. Cambió su posicionamiento y su predisposición dentro del campo. Cedió la iniciativa un elenco local desesperado, que se toparía con una férrea manera de mantener el arco en cero, continuada por dinámicas transiciones hacia el ataque lideradas por protagonistas clásicos en el juego del equipo visitante: David Alaba, León Goretzka y el eterno Thomas Müller (símbolo de esta inigualable etapa ganadora de los «Rojos»). Los contra-ataques de los vestidos de rojo se volverían una característica determinante de la segunda etapa: las bandas eran explotadas por Gnabry y Coman, que asistían a un Lewandowski que desembolsó varios remates inquietantes para cada corazón del Dortmund.

Los locales intentaron romper el cero en el lado opuesto del marcador, pero sus intentos fueron inútiles. No lograron cumplir su cometido a pesar de un Halaand incisivo y potente (que sobre el final se retiró con un dolor muscular). Sobre este joven se situaban todas las miradas y esperanzas, debido a su alto porcentaje de gol a lo largo de su corta carrera. Pero poco fue lo que pudo hacer, la jerarquía de todo el elenco bávaro parecía tener todo controlado, adelantándose a cada movimiento. Lo que no quita que en ciertas ocasiones haya pasado cierto sufrimiento defensivo , causado por ese factor imprevisto que tiene el fútbol, aquél factor que nos enamora y encandila partido a partido.

Todo indica que el Borussia Dortmund era el rival a derrotar. Sin dudas el rival más difícil que tenía por delante el puntero. Fue final 0-1 en Dortmund a favor del Bayern de Múnich, que sacó chapa de campeón, estiró a 7 puntos la diferencia con el escolta y se encamina a conseguir su octavo título consecutivo. Además, con este triunfo sumó la tercer victoria consecutiva en Der Klassiker. ¿Se caerá? parece difícil, pero como mencionamos anteriormente, todo es posible en el mundo del fútbol.