El Flú se recuperó a tiempo e hizo pesar su mote de ser uno de los «Doce Grandes» del Brasil para vencer por 2 a 1 a un rival que debutaba en torneos internacioneles como los Pumas que militan en la Primera División del fútbol chileno. Tras el empate parcial, los de Fernando Diniz Silva contaron con varias ocasiones, malograron un penal, pero de todos modos se llevaron el festejo para Río de Janeiro.
Antofagasta soñaba con dar el batacazo nuevamente pero esta vez del otro lado de la cordillera. El conjunto de Gerardo Ameli había igualado sin goles en tierras cariocas y defenía la llave de la Copa Sudamericana en el Estadio Bicentenario Calvo y Bascuñán. No obstante, el tempranero gol de Fluminense empezó a complicarle el panorama a los trasandinos que se quedaron con las manos totalmente vacías.
Apenas pasó el cuarto de hora Everaldo recibió dentro del área y sacó un disparo cruzado que no llegó a manotear con firmeza Fernando Hurtado para que los de Diniz Silva conviertiesen ese gol que empezaba a cambiar la historia. Los Pumas necesitaban mínimamente ganar en su domiclio para meterse en la siguiente etapa de su primera experiencia internacional.
La ilusión para los de Ameli llegó a los 25. No había pasado mucho tiempo del 1 a 0 parcial para los brasileños que los chilenos se hicieron eco del «dos cabezazos en el área». Así fue como Jason Flores batió la resitencia de Rodolfo y emparejó el pleito. Sin embargo, en la complementaria, Luciano fue protagonista exclusivo. Porque a los 16 ejecutó un penal que contuvo Hurtado pero, a los 23 tuvo su revancha, empujó un centro desde la derecha, y le bajó la persiana a la tardenoche trasandina.
Fluminense se metió en la siguiente ronda de la Copa Sudamericana tras el empate sin goles en Río de Janeiro pero pegando primero en Chile. Con el 2 a 1 en su contra, se acabó esta hermosa experiencia para un Antofagasta que se había ilusionado con hacer historia pero que, de todos modos, terminó dejando una imagen por demás formidable.