Pasos firmes, proyectos, sensatez. De aquél primer día, un 7 de septiembre de 1922, a la fecha actual, el Quemero ha crecido notablemente y apuesta a seguir haciéndolo bajo el esfuerzo de su gente y la pasión por su club. Con los sueños intactos, el club de San Isidro hoy celebra sus primeros 98 años de vida y así se lo contamos en Vermouth Deportivo.
Con el nombre de «Villa Acassuso», un grupo de jóvenes de la época decidió darle vida a una entidad emblemática del norte del Gran Buenos Aires. Eran épocas donde el deporte entraba en cada uno de los hogares, momentos donde ya habían dejado huella Alumni y Racing en el amateurismo, y en los cuales empezaban a coquetear otros clubes también en un balompié que, al ritmo del tango, se metía en la cultura argentina.
Faltaba poco más de un mes en la República para que Marcelo Torcuato de Alvear asuma la presidencia del país en reemplazo de Hipólito Yrigoyen. Épocas de radicalismo en este territorio, el contexto de la fundación del Quemero también se dio semanas después de la creación de la Federación Peruana de Fútbol. Siete días atrás, en Génova, Italia, nacía uno de los más grandes cineastas del mundo como Vittorio Gassman.
En lo respectivo a Acassuso, el club supo tener su primer estadio en Avenida Márquez y Haedo, frente al hipódromo de San Isidro. La entidad supo llevar sus buenas actuaciones con la número cinco a grandes espectáculos que lo posicionaron muy bien e, incluso, lo dejaron muy cerca de ascender a la elite del fútbol.
En 1940 perdió la chance de llegar a Primera División por un sólo punto, quedando detrás de Argentinos Juniors que sumó 49 unidades contra las 48 del conjunto azul pero muy por encima de lo que cosecharon instituciones como Unión de Santa Fe o Quilmes en esa temporada. Al año siguiente terminó sexto, lejos de Chacarita Juniors que fue el campeón, pero a tres porotos de Vélez Sarsfield, por ejemplo. Pero luego comenzó la debacle que lo llevaría a conocer las categorías menores.
Con una sede maravillosa, el Quemero perdió su cancha para luego consturir una en 1983 que sería su hogar definitivo. Allí también radican los sueños de recuperar la localía, de crecer institucionalmente, se hacerse fuertes y de las constantes jornadas de trabajo que sus dirigentes le aportan a la causa.
Tras el inolvidable ascenso logrando el bicampeonato en el Apertura 2006 y el Clausura 2007, Acassuso logró asentarse en la B Metropolitana, dar pelea y llegar al escalón previo para subir definitivamente a la segunda división del fútbol argentino. El empeño de su gente, de sus seguidores, de sus socios, sabe que tarde o temprano dará sus frutos. Por lo pronto hoy tienen motivos de sobra para festejar. ¡Felices 98 años a los azules de San Isidro!