La Celeste venía dulce. Ganadores de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y en Ámsterdam en 1928, el combinado charrúa tenía todos los boletos comprados para ganar la primera edición de la Copa del Mundo que justamente se jugaba en su propio país. Y, con una notable actuación, los de Alberto Suppici, se coronaron campeones un 30 de julio de 1930, hace exactamente nueve décadas.
Uruguay jugó cuatro encuentros y los ganó todos. Aquél Mundial lo disputó íntegramente en el estadio Centenario. Debutó ganándole a Perú por 1 a 0 con gol de Héctor Castro. «El Divino Manco», tal como lo apodaban, había perdido la mano en un accidente con una motosierra cuando todavía jamás se imaginaba en dar una vuelta olímpica con su patria.
Más tarde, la Celeste se cargó a Rumania con un 4 a 0 que lo dejó en la cima de su grupo. Así se metieron de lleno en semifinales teniendo en cuenta la escueta cantidad de países que participaron en la edición inicial de la Copa del Mundo. Del otro lado llegaban también sus vecinos Albicelestes que, con un cotejo de más, habían derrotado a Francia, México y Chile.
Para meterse en el encuentro decisivo, Argentina goleó 6 a 1 a Estados Unidos y Uruguay hizo lo mismo frente a Yugoslavia, con idéntico score. La fiesta sería completamente sudamericana y la expectativa era enorme en una Montevideo revolucionada por tamaño espectáculo.
Aquél 30 de julio de 1930, hace exactamente 90 años, las puertas del estadio Centenario se abrieron a las 8 de la mañana y, según las crónicas de aquél entonces, el recinto ya estaba colmado a horas del mediodía. Para gran parte de los presentes, se trataba de algo que era mucho más que un partido de fútbol.
El elenco charrúa abrió la cuenta con un gol de Pablo Dorado. La escuadra Albiceleste dio vuelta el pleito con las conquistas de Carlos Peucelle y Guillermo Stábile. Pero la visita padeció al dueño de casa en la complementaria. José Pedro Cea igualó antes del cuarto de hora del segundo tiempo, Victoriano Santos Iriarte marcó el 3 a 2 para los de Suppici, y finalmente Castro, el «Divino Manco», selló de cabeza el triunfo de la Celeste.
El local derrotó a Argentina por 4 a 2 en Montevideo bordando así su tercera estrella en su escudo sin imaginarse que aún había una más importante en camino. Ese 30 de julio, hubo festejos en el brazo oriental del Río de la Plata. El primer título mundial quedaba en manos del ganador de las últimas dos medallas doradas de los Juegos Olímpicos. Uruguay, qué no ni no. Hace exactamente 90 años.