Un 28 de julio de 2015, Diego Barisone dejó nuestro mundo por un accidente automovilístico en el kilómetro 111 de la Autopista Rosario-Santa Fe y le produjo una gran tristeza al Fútbol Argentino. A un año de la dolorosa noticia, la filial de Unión de Santa Fe -su club natal- de la ciudad de Coronda le regaló un homenaje al hombre que supo jugar en el Tatengue, Argentinos Juniors y Lanús. En el mismo lugar del fallecimiento, los integrantes de dicha agrupación realizaron una breve ceremonia en honor a un jugador que se ganó el respeto y el cariño de propios y extraños.
El «santuario» armado en el fatídico kilómetro se llenó de banderas, pulseritas, remeras y distintos mensajes de amor dedicados al defensor. Sus familiares, los integrantes de la Filial e hinchas del rojiblanco se acercaron para presenciar un evento de caras largas y lágrimas pero que deja aún más vivo el recuerdo del central que culminó en el destape de una gigantografía en honor a «Bari» con la frase «Siempre en nuestro corazón».
Con tan solo 26 años nos abandonó Diego Francisco Barisone que no sólo fue un gran chico sino que tambíen tenía un enorme futuro en el mundo de la pelota. Su historia comenzó en las divisiones inferiores de Unión de Santa Fe, llegó a Primera División, se afianzó y pasó a Argentinos Juniors. Se hizo un nombre en la máxima categoría para volver a su querido Tatengue y ascender nuevamente a la elite con el club de sus amores. La gran campaña en el equipo de la Avenida llamó la atención de Lanús y viajó al Sur de la Provincia de Buenos Aires para «robarse» los corazones del Granate.
«Bari» se llevó los aplausos de todos las instituciones de nuestro deporte y hasta el respeto del pueblo de Colón de Santa Fe. Hechos que hablan de una buena persona que no merecía ese final pero que dejó un recuerdo imborrable por su coraje y su entrega en el campo de juego. Y lo más importante: por su gran corazón fuera de la cancha.
