El Viaducto derrotó al Gasolero por 3 a 2 en Turdera y festejó la primera victoria en la temporada que le permite además sumar puntos vitales para en una tabla de promedios que justamente tiene sumergido en el fondo al Celeste. Un golazo de Jesús Soraire y dos de un ex Ferro, Juan Manuel García, bastaron para cantar victoria en un partido no apto para cardíacos.
Es alarmante el presente futbolístico de Temperley. Porque si bien los dirigidos por Gastón Esmerado lograron emparejar el resultado en dos oportunidades, la realidad marcó que también lo perdieron por desatenciones que no tienen explicación. Así, en la contienda donde se medían equipos que acababan de descender de la Superliga y no habían triunfado aún, Arsenal fue más inteligente y se llevó los porotos para Sarandí.
El local arrancó mejor en el Alfredo Beranger. Eran interesantes las subidas de Sebastián Prieto, exasperaban los pases hacia atrás, pero el control de la pelota era del Celeste que vistió de negro. De todos modos la primera situación de riesgo fue para la visita con un zapatazo de Lucas Necul que se fue cerca del poste izquierdo de Matías Fidel Castro. El resto fue un amplio dominio del Gasolero.
Temperley tuvo una ráfaga de juego ofensivo interesante. A los 18 Prieto cabeceó sin marca un cambio de frente fantástico pero la pelota acabó en los guantes del arquero. Cuando iban 20 Fabio Pereyra le bloqueó un disparo a Santiago Giordana que había combinado a la perfección con el ex Racing, Leandro González. El nueve local rápidamente amenazó con una chilena que se fue ampliamente desviada y después, cuando apenas había pasado la media hora inicial, fue Maximiliano Gagliardo quien le tapó de manera formidable un remate a quemarropa con destino de red. Arsenal, después de soportar esos embates, creía que el 0 a 0 no era un mal resultado para irse a los camarines hasta que se encontró con uno de los grandes premios de la tarde. El reloj marcaba 44 y Soraire se disfrazó de Diego Maradona para dejar varios rivales en el camino, pisar el área grande, y romperle el arco a Castro que nada pudo hacer para evitar el 1 a 0.
La segunda parte tuvo todos los condimentos posibles. Ya a los 40 segundos pudo empatarlo el dueño de casa con un cachetazo hermoso de Lucas Wilchez que despejó el arquero, con lo justo, al tiro de esquina. No tardó en llegar la réplica y fue García de palomita quien por muy poco no amplió la ventaja para los de Sarandí. En ese ida y vuelta entretenido, los hombres de Sergio Rondina tuvieron una situación inmejorable. Había pasado el cuarto de hora y en otro grosero error del fondo Celeste, Castro no tuvo más remedio que derribar infantilmente al centrodelantero rival. Fabricio Llobet sancionó el clarísimo penal, Emiliano Méndez tomó carrera, y el guardameta nacido en Uruguay se tomó revancha tapando el tiro desde los doce pasos.
Si todo esto se jugaba con las pulsaciones aceleradas, lo que vino en adelante fue infartante. A los 25 fue el ingresado Ramiro Costa quien le dio el empate a Temperley con un zapatazo inatajable para Gagliardo. Delirio, festejo, abrazos, celebración hasta que Arsenal movió del medio y en la primera que tuvo fue García quien no perdonó a la retguardia rival para poner el 2 a 1.
Pero claramente había más. Porque a diez del final García estrelló un remate en el palo que hubiese significado el 3 a 1 y, las que no entraron en ese arco, lo hicieron en el otro ya que a los 43, Nicolás Demamartini punteó un envío aéreo ante la salida desesperada de Gagliardo y puso las cosas 2 a 2. Con ese panorama, el Celeste parecía mejor parado de cara al final de la contienda y su gente se lo hizo saber con el empuje de siempre. Sin embargo le costó carísimo ir a buscar el triunfo de un partido que venía complicado y, cuando el reloj ya marcaba 50 minutos de la segunda mitad, García encontró un hueco y la ubicó contra la base del poste derecho de Castro para desatar la locura de la escuadra de Rondina.
El epílogo infartante, el cambiante resultado y demás fueron demasiado para este Temperley que sumó solamente un punto de los doce que se disputaron. Claramente, después de esta actuación, Esmerado dejó de ser el DT, mientras Arsenal festejaba el 3 a 2 que, ¡por el amor de Jesús!, fue un partidazo. Y eso que todo empezó con un golazo maradoniano de Soraire.