Fue, hasta la aparición de Lionel Messi, el máximo goleador de la Albiceleste. Sin embargo, su despedida del conjunto nacional fue con lágrimas de tristeza por una temprana eliminación en el Mundial de Corea y Japón 2002. Allí, en la tarde del 2 de junio de 2002 en Ibaraki, el ex Fiorentina pegaba su último grito con una de las camisetas que mejor vistió en toda su carrera.
Argentina llegaba a la Copa del Mundo como favorita. El gran trabajo de Marcelo Bielsa durante las eliminatorias y el andar de un equipo que no dejaba grietas potenciaba aún más la ilusión. A la hora de la verdad nada fue como esperaban aunque, en el debut, los del «Loco» se impusieron ante Nigeria por 1 a 0 con un gol del eterno Gabriel Omar Batistuta.
Lo que jamás imaginó el «Bati» es que ese sería el último tanto con la Albiceleste. Se trataba de la primera fecha de un Mundial en el que todos imaginaban a la Albiceleste en instancias decisivas. Incluso, tras la victoria ante los africanos, el entrenador de Boca Juniors, Carlos Bianchi, opinó que la final sería entre Italia y Argentina. El pronóstico le falló alevosamente.
La pelota no quería entrar para el conjunto sudamericano y el «Mágico», Ike Shorunmu se convertía en figura atajando cuanta pelota viajaba para su cueva. Nigeria tampoco lograba romper la excelente labor de la defensa rival y el 0 a 0 lo saboreaban Suecia e Inglaterra que también compartían el grupo F en el Mundial de Corea del Sur y Japón.
A los 18 minutos de la complementaria, la Albiceleste tuvo un córner desde la banda izquierda. Juan Sebastián Verón levantó la pelota con mucha rosca y veneno buscando el segundo palo. Por detrás de todos ingresó Batistuta que, incluso, en el envión le ganó Mauricio Pochettino y conectó de cabeza para poner el 1 a 0 definitivo.
Argentina comenzó ganando en la Copa del Mundo de Corea y Japón hace exactamente 20 años. Ese 2 de junio de 2002 era pura ilusión teñida de celeste y blanco. Lo que nadie imaginó sería lo que vendría después. Y mucho menos, que esa noche por estas latitudes, ese había sido el último grito de gol de Gabriel Omar Batistuta con la camiseta de su país.
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