El Aurinegro cerró el 2019 con un triunfo que le dio oxígeno en la tabla de posiciones para soñar con la permanencia en la Primera Nacional. Cuando Fernando Quiroz arregló contrato con la escuadra de Tandil apostó a llevar jugadores que conocía del Predio «Tita» de sus épocas de coordinador de inferiores de Racing y, justamente, Patricio Boolsen fue quien agónicamente le dio la victoria por 2 a 1 sobre el Viola en el Estadio Municipal General San Martín.
Santamarina cortó una racha de cuatro derrotas al hilo que lo habían dejado en jaque respecto a All Boys que es el colista de la zona. Y esos tres puntos para los de amarillo y negro dejaron con las manos vacías a un Villa Dálmine que quedó en el umbral de la clasificación a la Copa Argentina 2020 y con más dudas que certezas de cara al futuro.
Ni Fernando Telechea estuvo fino, ni el experto Martín Michel consiguió batir la resistencia de Juan Marcelo Ojeda en su partido número 200 defendiendo la pilcha del Aurinegro. El Viola también tuvo las suyas pero entre los centrales y Joaquín Papaleo también mantuvieron el arco en cero en Tandil hasta que pasada la media hora inicial todo cambió en el centro de la provincia de Buenos Aires.
Iban 35 minutos cuando Matías Kabalín capitalizó un rebote en la zona candente e infló las redes para estampar el 1 a 0 con el que Santamarina se fue al descanso en el Municipal General San Martín. Villa Dálmine, comprendiendo que todo se esfumaba en la última presentación del año, optó por adelantar líneas pero tampoco encontró lo que había ido a buscar fuera de Campana.
Ganar era el objetivo para el Viola que apostó cambiando hasta de delantero. Se fue el ex Huracán y Rangers de Chile, Germán Lesman, adentro quedó Matías Ramírez. El gol del empate llegó por intermedio de Brian Orosco, con un pie y medio en Estudiantes de La Plata, y Lucas Bovaglio apostó a fuerte con el ingreso del otrora Deportivo Maipú de Mendoza, Álvaro Veliez. Pero la verdadera apuesta que salió bien fue la de Quiroz que, con un hombre surgido del predio «Tita» como Patricio Boolsen encontró una pelota sin marcas dentro del área para acabar con el sueño púrpura.
Villa Dálmine regresó con las manos vacías, sin clasificación a la Copa Argentina, y con la jaqueca de cerrar un año tropezando en los últimos dos juegos que lo alejaron del caramelo. Santamarina, de irregular temporada, sacó un poco la cabeza del fondo con un 2 a 1 que calmó un poco las aguas por la zona de Tandil.