Sarandí fue testigo de una final con todos los condimentos. Un comienzo electrizante, un choque de cabezas que detuvo el partido, una espera de cincuenta minutos para el regreso de una ambulancia que tardó en atender a las víctimas y un árbitro (Falcón Pérez) que asistió a un jugador y le salvó la vida. En el juego, San Miguel y Defensores Unidos lucharon y no se sacaron diferencias en el gran encuentro de la Primera C ante un estadio Julio Humberto Grondona repleto de hinchas del Trueno Verde.
El arranque demostró un ida y vuelta constante con una situación para cada uno -Ortiz para el local y Velázquez para la visita- pero a los 12 minutos sucedió lo inesperado: un golpe entre dos futbolistas y una agonía por la tardanza de una ambulancia que no podía ingresar al césped por la obstrucción de la puerta de uno de los micros de los planteles. Yael Falcón Pérez debió asistir a Olariaga (traumatismo en parietal derecho) y el jugador salió «vivo» de una situación desesperante. En la reanudación volvió la paridad con intenciones ofensivas de ambos conjuntos. Adrián Martínez fue el hombre más peligroso en el club de Zárate y Cristian Ortiz en los dirigidos por Berardi y Zermatten. El cero no se movió en la primera etapa.
El panorama se le complicó al CADU por la expulsión de Priori por una dura falta a Ramírez a los 5 minutos del complemento. El Trueno Verde se adueñó del protagonismo e intentó atacar por todos los sectores aunque la defensa visitante sacó todo y su arquero -Figueroa- vivió una buena tarde. Los hombres de Gustavo Puebla aguantaron la ofensiva y rescataron un empate con uno menos.
Los detalles de la final de ida de la C hicieron de un espectáculo atrapante entre lo dramático con el accidente de Olariaga y la asistencia de Yael Falcón Pérez, el atrapante desarrollo del juego y el resultado abierto para la vuelta en Zárate. Urgente: una ambulancia para los corazones.