Los Jaguares dieron la cara, dejaron la piel, entregaron el corazón, pusieron todo pero no le alcanzó ante Crusaders en Christchurch, Nueva Zelanda. El mejor equipo del mundo se llevó la final por 19-3 y se coronó tricampeón del Super Rugby.
Christchurch, en la isla sur de Nueva Zelanda, es el terruño del equipo más poderoso en el mundo de la ovalada. Hasta allí viajó el conjunto comandado por Gonzalo Quesada a disputar la final del Super Rugby 2019. Con excepción del line, todas las estadísticas favorecían a Crusaders. Para tomar dimensión de cuan alta era la vara a superar, el conjunto local tuvo cancha ante la franquicia argentina a once jugadores de los All Blacks, aunque también Jaguares, para no ser manos, con excepción de los jugadores que actúan en Europa, es la base del equipo de Los Pumas que disputará la próxima Copa del Mundo.
Desde el kick-off, los forwards locales salieron de punta a presionar a los argentinos, los asfixiaban, no los dejaban pensar, los obligaban a jugar al límite, sin embargo, los hombres de naranja mantenían una defensa infranqueable y, cuando consiguieron poner la pelota en terreno rival, se volvieron con tres puntos merced al penal convertido por Joaquín Díaz Bonilla. Los multicampeones del torneo no encontraban la forma de vulnerar la férrea defensa argentina hasta que un error del apertura de Jaguares le dio la chance a Sam Whitelock de correr como un wing y habilitar al hooker Codie Taylor para que anote el único try del encuentro. La tenacidad de los argentinos por revertir el desarrollo lo llevo a Matías Moroni a centímetros del ingoal tras una gran corrida de Pablo Matera, pero perdió el control cuando se disponía a apoyar. En la última pelota del primer tiempo, Richie Mo’unga no falló y dejó el marcador 10-3.
Jaguares dispuso de un par de chances para llegar al try en la segunda parte, pero la sofocante tarea de los forwards de Crusaders hacían que los argentinos deban jugar al límite y ante la falta de opciones para perforar la defensa, se veían obligados a utilizar el pie, casi como último recurso y en general, careciendo de precisión. Richie Mu’onga pudo sumar con el pie en tres ocasiones más para sellar el 19-3 final y que Crusaders gané su décimo título en el Super Rugby.
La experiencia del conjunto de Christchurch y pequeños detalles hicieron la diferencia en una final disputada en cada pelota, en cada punto de contacto. Jaguares se plantó e hizo un gran partido y tras una temporada formidable, puso nuevamente al rugby nacional en primera plana en la consideración mundial. Terminó el año de Jaguares, pero la agenda del rugby profesional no ofrece descanso ni tiempo para relajarse, en unas semanas, comienza el Rugby Championship para Los Pumas y luego será el turno del Mundial de Japón. Con mesura y manteniendo los pies sobre la tierra, hay con que ilusionarse.