Si Usted es hincha de San Lorenzo no tiene motivos para relajarse. La llegada de Pablo Guede como reemplazante de Edgardo Bauza a la conducción técnica del Ciclón dejó, en los amistoso de verano, un saldo tan negativo como preocupante. El debut fue empate con Independiente, luego llegó la estrepitosa caída en el clásico ante Huracán y por último fue River, con suplentes, quien no tuvo piedad del conjunto de Boedo. El Millonario derrotó por 3 a 2 a la escuadra Azulgrana en La Feliz y así le sirvió en bandeja la Copa Ciudad de Mar del Plata a Independiente de Avellaneda.
No señor, no se quede tranquilo si Usted es Cuervo. Porque el métodico DT que consiguó óptimos resultados en Nueva Chicago y Palestino de Chile, aún no le encontró la vuelta al club de sus amores. Y a pesar de tratarse de simples cotejos de preparatoria, no dejan de encender una alarma que hasta al propio entrenador le genera ruido.
Guede habló de un cúmulo de errores y, en verdad, eso fue el resumen del partido que River le ganó a San Lorenzo en el José María Minella. Los de Marcelo Gallardo empezaron perdiendo desde el arranque por una de las tantas destanciones defensivas que tuvo el elenco de la banda colorada. Un ataque que agarró mal parado a los del «Muñeco» desembocó en una carambola defensiva que le sirvió en bandeja la apertura del marcador a Enzo Kalinski.
Ganaba el Ciclón y tenía motivos de sobra como para hacerlo cómodo. Enfrente no sólo estaban quienes habitualmente no eran titulares (a excepción de algunos jugadores) sino que también ciertas disposiciones en el terreno de disputa generaban cierta ventaja para los de Boedo. Camilo Mayada sufrió por su costado en cada avance rival, los centrales jamás le dieron seguridad al juvenil Augusto Batalla, y Nicolás Domingo desentonaba cada vez que se acoplaba a la última línea.
Eso sí, si el fondo de River daba ventajas, el de San Lorenzo fue un flan. Cada pifia de Rodrigo Tapia era medio gol de su oponente. Juan Ignacio Mercier extrañando a Néstor Ortigoza tuvo altibajos que le costaron caro al equipo. Leandro Romagnoli, demasiado retrasado, poco juego pudo elaborar. Y así podrían enumerarse una serie de desarreglos que desembocarían sin lugar a dudas, en el «cúmulo de errores» del cual habló Guede tras finalizar el partido.
A los 3 minutos festejaban los de Boedo y a los 10 ya habían marcado el empate los de Nuñez por intermedio de Sebastián Driussi que de cucharita aprovechó una siesta defensiva del rival para estampar el 1 a 1. Mayada le quiso regalar el segundo al Ciclón pero Batalla con el pecho le ahogó el grito a Romagnoli. Tapia intentó devolver gentilezas en el área opuesta y Sebastián Torrico se lució de manera magistral para arruinarle la conquista a Rodrigo Mora. Sin embaro, en el epílogo de la etapa inicial, los de Gallardo no supieron como despejar un tiro de esquina hasta que después de una serie de intentos, Gonzalo Prósperi empujó la caprichosa abajo del arco para irse al descanso arriba por 2 a 1.
Y con la confianza de la victoria parcial llegó la casita del terror para los Cuervos. El «Muñeco» metió mano y sacó del banco de los suplentes algunos de los jugadores más importantes que tiene en su plantel. Es que el Millonario arrancó con suplentes pero tenía titulares de repuesto mientras que la escuadra Azulgrana careció de hombres con experiencia en el banco de los relevos que le permitiese dar un cambio de timón por las dudas. Entonces al minuto de juego de la complementaria, Driussi recibió un gran pase de Ignacio Fernández, y definió mano a mano para emparejar nuevamente las acciones.
Más tarde falló Tapia y Nicolás Bertolo pudo anotar el tercero pero Torrico salvó su valla. Sin embargo, el Ciclón no lograba hacer pie en el Minella y la conquista Millonaria estaba al caer. Y a los 9, aprovechando el enésimo déficit defensivo de los Matadores, el uruguayo Mora de cabeza convirtió de cabeza para sentenciar lo que, a la larga, iba a ser el 3 a 2 final en Mar del Plata.
El juego, más tarde, cayó en un pozo. Porque River se conformó con la victoria y con su volumen de juego a pesar de todas las ventajas que le dio a su contrincante. Y porque San Lorenzo careció de ideas, se quedó con un hombre de menos por la expulsión de Kalinski, y siguió mostrando falencias que sorprenden de un equipo que prácticamente debería conocerse de memoria. Si Usted es Cuervo, no se «Guede» tranquilo.