La Academia acababa de quedarse sin la clasificación a la Copa Libertadores 2019 pero no guardó rencor hacia uno de sus hijos más mimados. A pesar de la desazón por la derrota en la última fecha, el público ovacionó a Adrián Jesús Bastía que, hasta ese entonces, nadie podía afirmar si se retiraba de la actividad profesional o decidía estirar su carrera una temporada más. Finalmente, el «Polaco» estiró su retiro y con 39 años continuará jugando en la elite del fútbol argentino defendiendo la pilcha de Colón de Santa Fe.
Más allá que su vida deportiva culmine en el Sabalero, hay un idilio inquebrantable entre Racing y el rubio mediocampista que fue una de las piezas claves de aquél título obtenido en 2001. De hecho, el volante central, es el único jugador de aquél equipo de Reinaldo Carlos Merlo, que todavía continúa en actividad. Y eso que muchos de sus compañeros eran más chicos pero ya colgaron los botines.
De aquella Academia de «Mostaza» sólo sigue jugando Osvaldo Barsottini, que en el equipo campeón no entró ni siquiera un minuto, y el «Polaco». El santafesino, nacido en Gobernador Crespo, tenía a su lado varios profesionales más jóvenes como Carlos Arano y Diego Milito que hace tiempo ya dieron un paso al costado. Pero Bastía demostró tener resto para rato y es más que válida su continuidad.
La trayectoria fue paso a paso. Debutó en Racing donde gritó campeón. Después pasó por el Espanyol de Barcelona, por el Saturn de Rusia, volvió al país para jugar en Estudiantes de La Plata y luego retornó al club que lo vio nacer. Emigró a Grecia y ya con más de tres décadas encima recaló en Colón y Atlético Rafaela.
Cuando el país estallaba aquél 20 de diciembre de 2001, Bastía cumplía 23 años. Su regalo se hizo esperar una semana más, hasta aquél jueves 27. La Academia cortaba una racha y volvía a dar una vuelta olímpica. El «Polaco» entraba en la gloria. Y a 16 años y medio después, se convirtió en el único sobreviviente de aquella proeza que sigue paseando su fútbol por la Primera División.