A Racing le cuesta todo hasta cuando más controlado tiene el trámite. El 2 a 0 en el Libertadores de América decía más de lo pensado. Una diferencia complicada de remontar para Independiente. El rojo dejó una mejor imagen en el Cilindro, ganó por 2 a 1 con nueve hombres y casi logra la distancia que necesitaba al final. Un clásico de película.
Las heridas las provocó el diablo con puñales que pasaron cerca de los tres palos de Saja, que tuvo que trabajar más de lo pensado. Las bandas fueron clave para el visitante pero la falta de puntería fue el déficit de los de Pellegrino. La Academia sólo manejó la pelota en varios pasajes del duelo e inquietó poco al Ruso Rodríguez con algún intento de Bou.
La fórmula no cambió demasiado en el complemento. El rojo entendió la obligación de ganar por dos goles de diferencia y desde el minuto cero ya pisó el área contraria con los ingresados Pisano y Cebolla Rodríguez. El uruguayo sería clave para la visita, no sólo porque revitalizó a su equipo sino también por un golazo de tiro libre fuerte y esquiando. Las caras de susto por una posible reacción roja comenzaron a aparecer. Pero uno de los jugadores más queridos del «Team» de Cocca salvó las papas. Luciano Lollo sacó su guitarra y su cabeza para un empate de cabeza desde el punto del penal. Imposible para el Ruso. Todo se tranquilizó para el local y más cuando los vecinos sufrieron las expulsiones de Méndez y Ortiz. Hasta el tiempo cumplido que Lucero recibió un pase al área de Pisano y la metió en la red con una pobre resistencia de Saja. Quedaba poco tiempo pero el Rojo casi lo empata con una chance similar a la igualdad de Cuesta.
La Copa Libertadores es un hecho para Racing pero le costó más de lo pensado. Independiente jugó mejor y ganó aunque le faltó un gol. El consuelo del Diablo será la Copa Sudamericana. La Academia volvió a utilizar la misma frase de siempre: primero hay que saber sufrir.
