Omán tiene las mismas letras que la palabra mano. Por la Copa Asiática de Naciones, el equipo del holandés Peter Tim Verbeek, le jugó un partidazo a Japón. Sin embargo, en la noche de Abu Dabi, fueron los nipones quienes cantaron victoria por 1 a 0 gracias a un robo a mano armada del árbitro malayo, Mohd Amirul Izwan Bin Yaacob.
Los Samurái Azules ya se metieron en octavos de final del certamen continental e irán en búsqueda del pentacampeonato tras su logros en 1992, 2000, 2004 y 2011. Los de Rojo, que aún no ganaron en lo que va de este torneo, dependerán de un triunfo frente a Turkmenistán en la última fecha para soñar con un lugar entre los mejores dieciséis de la competencia.
La victoria de Japón vino, exclusivamente de la mano del colegiado, Mohd Amirul Izwan Bin Yaacob. De eso, y de los guantes del arquero de Omán, Faiyz Al Rusheidi, que durante toda la noche se encargaron de arruinarle los tiros al delantero del Red Bull de Salzburgo, Takumi Minamino, que lleva varias temporadas en el fútbol de Austria.
Minamino soñará toda la noche con el guardameta de Los de Rojo. A los 7 minutos quedó mano a mano pero perdió en el duelo. Rápidamente volvió a quedar cara a cara pero fue el portero quien achicó en velocidad mientras que el remate del nipón se fue besando el palo izquierdo. Y a todo esto, mientras el dominio del Imperio del Sol Naciente era total, llegó una contra rival que casi termina en gol producto de Muhsen Al Ghassani quien esquivó a Shuichi Gonda y disparó sin ángulo pasando la bola milimétricamente contra el poste derecho de la retaguardia nipona.
Al Rusheidi siguió brillando. A los 23 del primer tiempo tuvo una doble salvada providencial y a una sola mano. Más tarde volvió a ahogarle el festejo a Minamino con los pies. Y quien hasta esa altura de la noche era la figura indiscutida del encuentro, no tuvo más remedio que soportar una de las dos injusticias que propinó el árbitro. Penal inexistente para Japón que Genki Haraguchi terminó convirtiendo cuando recién iban 27.
Japón, a todo esto y aunque fuese el dueño de los hilos, comprendió que no estaba en plena sintonía. Quien hizo una gran lectura fue su rival que, con sus escuetos recursos, se las ingenió para avanzar contra la retaguardia de Gonda. El 1 a 0 parecía sellado camino al entretiempo pero reapreció el juez del partido para meterle la mano en el bolsillo a Omán. Se terminaba la etapa inicial cuando Yuto Nagatomo desvió por completo un remate de gol con su brazo en pleno área grande. Aquí, Mohd Amirul Izwan Bin Yaacob, no vio nada y evitó sancionar la pena máxima que hubiese correspondido.
La complementaria fue una sombra de lo vivido en el primer tiempo. Los de Hajime Moriyasu se conformaron con la ventaja por la mínima y apostaron a un contragolpe. La pelota y las chances las tuvieron los del holandés Verbeek que fallaron todo lo que probaron con el intento de chilena, ampliamente desviado, de Raed Saleh. Recién sobre el final, y aprovechando el cansancio del oponente, aparecieron los Samurái Azules con un intento de Junya Ito que fue desarticulado por su arquero.
Omán tuvo a su ¡oh man of the match!. Al Rusheidi tapó todo lo que le tiró la selección de Japón que, de todos modos, ganó 1 a 0 y se clasificó a octavos de final de la Copa Asiática de Naciones. Eso sí, el triunfo lo consiguieron gracias al flojísimo arbitraje del malayo que le metió dos veces la mano en el bolsillo a Los de Rojo.