El líder de la Serie A dominó con mucha jerarquía el comienzo de la serie ante Eintracht Frankfurt y moldeó un merecido 2-0 que puede ser determinante. Napoli sueña despierto y ahora buscará en el Maradona meterse entre los ocho mejores de Europa.
Napoli plantó bandera en su visita al último campeón de la Europa League. La bandera que lo caracteriza en esta temporada, la del juego intenso y por momentos lucido, la del convencimiento para cubrir espacios y, sobre todo, la de su extraordinaria ofensiva.
Pero Frankfurt, algo pálido desde el inicio, tuvo la primera gran chance con Kolo Muani. Napoli pasó el temblor y comenzó a marcar el pulso ofensivo, a tal punto que Hirving Lozano metió un potente remate contra el poste.
La pelota siguió su curso tras el palo y Aurélio Buta cometió un grave error dejándose anticipar por Osimhen, y cometiéndole infracción en plena área.
Kvicha Kvaratskhelia cobró la boleta con derechazo cruzado, sin embargo el capitán Kevin Trapp se lució adivinado y despejando con oficio.
Pero enseguida Napoli tuvo revancha, otra vez con Lozano y Osimhen como protagonistas. Lobotka recuperó en campo propio y sacó el contragolpe que manejó en velocidad el mexicano, sacando el centro al medio para el gol del nigeriano.
Merecido 1-0 de Napoli gracias al gol de Osimhen.
El equipo de Spalletti mantuvo las riendas del juego más allá de algún intento aislado del rival. Kolo Muani dio la nota en el complemento viendo la tarjeta roja tras llegar tarde a la disputa con Anguissa y cometiéndole una dura infracción.
La expulsión desorientó a Frankfurt, que recibió el segundo pocos minutos después con un jugadón. Anguissa la metió al área y Kvaratskhelia asistió a Giovanni Di Lorenzo, que pisando el área metió el delicioso zurdazo al 2-0.
Todo fue de Napoli en el tramo final, más allá que Kamada perdió una gran chance definiendo mal en el área.
Napoli pudo haber goleado pero el 2-0 dejó todo con olor a cocinado, tanto que Spalletti pudo darle descanso a la ofensiva reemplazando a Kvaratskhelia y Osimhen.
Eso sí, el equipo italiano no tiene margen para confiarse, ni mucho menos.
El Estadio Diego Armando Maradona será, en quince días, escenario para un desquite espectacular. Napoli tiene el juego, el resultado y, por sobre todas las cosas, la ilusión.