«HOY, EN LOS MEDIOS, COTIZA MÁS EL COMMUNITY MANAGER QUE EL PERIODISTA»

Francisco Alí junio 7, 2021


Emprendedor. Hiperactivo. Apasionado. Al periodista cordobés Federico Jelic le sobran recursos en la profesión. Tiene 40 años, es un referente de la provincia en su materia y describe perfectamente al periodismo sacrificado y con fuentes. Su abanico de trabajo es completo: se desempeña en gráfica (Diarios Alfil y La Nueva Mañana de Córdoba), en radio (Mitre Córdoba), en televisión (en el programa “Vení Mañana”  de Canal 8) y como profesor en la carrera de Periodismo Deportivo en el Instituto Superior Mariano Moreno.

Vendedor serial de su material, incansable buscador de historias e insistente perseguidor de coberturas internacionales. Cubre el fútbol cordobés sin importar la categoría y persigue a la Selección Argentina en Eliminatorias, Mundiales y Copas América en cualquier parte del mundo. Este colega nos abre las puertas del periodismo en la provincia de Córdoba.

Vermouth: ¿Qué fue lo que impulsó a ser periodista?

Federico Jelic: La curiosidad, las ganas de investigar, pero, sobre todas las cosas, las ganas de contar historias. Uno se encuentra con el periodismo luego de entender la pasión que significa informar, entretener, plantear historias y contenidos y a medida que uno va leyendo más, viendo más TV , escuchando radio, me fui dando cuenta que podía hacer lo mismo desde mis posturas y conocimientos. Nunca lo vi como hobbie. Y de repente uno se encuentra haciendo lo que le gusta y no lo toma como trabajo y obligación. El gran impulso fue, sin duda, el Mundial ’90, los Juegos Olímpicos Seúl ´88, la Copa América, donde encima Argentina fue protagonista, subcampeón y campeón, más la carga del título del ’86 que lo vivimos constantemente, creo que allí nació la pasión que perdura hasta hoy. Y en esos tiempos Córdoba tenía tres equipos en Primera: Talleres, Racing e Instituto, un Belgrano protagonista en el viejo Nacional B y un Atenas que hacía sus caminos dorados en la Liga Nacional de Básquetbol. Encima después del mundial de fútbol del ’90, llegó el mundial de Básquet en Argentina, que jugaba en Córdoba, así que fue como otro impulso. Con los ídolos de Atenas y encima con Yugoslavia campeón, que tenía a mi ídolo Drazen Petrovic como figura estelar. Por mi descendencia croata, ese mundial significó mucho para mí.

VD: ¿Cómo ves el periodismo en le actualidad?

FJ: Hay nuevos desafíos y creo que el periodismo debe reconvertirse si pretende seguir siendo respetado. Los procesos tecnológicos son otros, los medios tradicionales se encuentran en jaque entre demanda, oferta y redes sociales que compiten a la par. Hoy parece que cualquiera que sale por TV o escribe puede ser periodista a la par de uno que se formó e investigó para crecer. La TV y la radio cada vez tienen un giro más fuerte para lo digital, lo viral, lo espontáneo, las redes sociales, lo inmediato, y eso afecta al contenido elaborado. La pandemia aceleró procesos, desnudó falencias y precarizó algunos sectores. Antes eran necesarias 200 personas para armar una edición de diario o darle vida a un canal o radio, hoy con 40 personas se puede poner en funcionamiento. Creció el trabajo independiente, el famoso «Free lance» y el «Homeoffice», que apunta a quedarse. Quien no se adapta a los nuevos entornos tecnológicos corre el riesgo de quedarse en el camino y quedarse como analógico. Hoy en los medios cotizan más el community manager que el periodista, o el editor de cámaras. Algo entonces debemos perfeccionarnos para volver a ser indispensables. Debemos diferenciarnos con responsabilidad del ciudadano común.

VD: ¿Qué significa enseñar periodismo hoy en día?

FJ: Enseñar periodismo, o mejor dicho, tratar de inculcarles a los alumnos las bases de esta profesión de comunicación representa una gran responsabilidad. No me gustaría que los alumnos salgan a decir que no aprendieron nada conmigo o que piensan que «la hicimos de taco» a su materia. Todo vale la pena si un alumno aprende un dato y te lo recuerda al tiempo, es una gratificación. Hay que entender que los jóvenes de ahora tienen otro mundo por delante al nuestro, ya la televisión y la globalización llegan en cuestión de segundos a cualquier parte del planeta y por ende la motivación debe ir con incentivarles creatividad. La pasión viene de cuna, eso no se enseña. Y noto cierta zona de confort en las nuevas generaciones a la hora de armar contenidos. No es mejor ni peor, es diferente. Yo vengo del periodismo del teléfono fijo, sin internet, de escribir a mano los comentarios y creo que eso te da un plus, una calle, que no se enseña en ninguna universidad. Es como que ante cualquier posible dilema, nuestra formación nos da una opción más, para no «morir en el primer intento» ante cualquier gestión.

VD: ¿Cómo analizás el momento social, futbolístico y dirigencial de los clubes cordobeses?

FJ: Cambiaron los modos de gestión. Belgrano fue el primero en adoptar un modelo casi de club empresa con Armando Pérez aunque defiende su modelo de asociación civil. Talleres tomó un viraje más profundo a la modernización y al profesionalismo que hoy lo posiciona como el más fuerte y los resultados están a la vista. Ya los clubes no se financian solamente de entradas vendidas, socios, sino con otros recursos que son necesarios como las transferencias de jugadores, auspiciantes e inversionistas. Se mueve tanto dinero que inevitablemente quien no tenga apertura a estos modos de gestión novedosos van a tener que trabajar el doble para cubrir las cuentas. Instituto es un caso que aún no logró avanzar y quedó estancado en lo dirigencial. Ni hablar Racing o Atenas. Instituto, en básquet, tiene otro mecanismo con casi una tercerización en recursos que le permite auxilio económico pero el desafío es replicar ese modelo en el fútbol. No es nada sencillo. Y en otros deportes Córdoba apuesta a renovarse por ahora sin grandes referentes. Juan Londero, en el tenis, parece tener un techo, el automovilismo sigue siendo un motor fuerte para un sector específico y en las demás disciplinas sigue la búsqueda de talentos. Julieta Jankunas parece recoger la llama de Soledad García en Hockey, es una luz de esperanzas.

 


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