De pie. Con la frente en alto. Godoy Cruz se despidió de la Copa Libertadores pero dejó una gran imagen en la derrota por 2 a 1 ante Gremio en Porto Alegre. Las diferencias de jerarquía se notaron y por eso el sueño continental del Tomba «murió» aunque con altura. El inicio de Mauricio Larriera es esperanzador para la búsqueda de otros objetivos en la Copa Argentina y el torneo doméstico.
Las ilusiones estuvieron en todo momento y más con el arranque activo del Bodeguero. Dos chances claras avisaron y la tercera dio el golpe: Javier Correa convirtió un golazo desde treinta metros y sorprendió a los locales. La reacción de los hombres de Renato Gaucho llegó cerca de la media hora a través del goleador de la noche, Pedro Rocha, que tomó un pase de Lucas Barrios y definió rasante a la red. El arquero y debutante Leonardo Burián tuvo su parte de responsabilidad por un rebote innecesario. La primera parte se cerró con un empate que todavía brindaba una cuota de fe.
La esperanza se perdió a los trece minutos del complemento ante la presión de los brasileños. Lucas Barrios entró al área, remató cruzado y entre el palo y Pedro Rocha liquidaron al Expreso. Un baldazo de agua fría para los dirigidos por el uruguayo que intentaron avanzar en el campo pero el tiempo se le escurrió y detuvo su sueño copero.
Hay formas de «morir» en el fútbol y Godoy Cruz eligió la altura y la dignidad para la eliminación de la Libertadores. El resultado de la ida condicionó al Tomba (derrota por 1-0) pero aún así será una competencia que quedará en la historia del fútbol mendocino.