Pasado, presente y futuro del glorioso fútbol argentino. Ícono de infaltables tardes domingueras. Su historia es tan grande que, incluso, sin mencionar el nombre de la institución, hay infinidad de métodos para sumergirse en semejante pasión fundada un 3 de junio de 1887. Hace exactamente 128 años, y con deportes aferrados a la cultura inglesa, Gimnasia y Esgrima La Plata comenzó a escribir las páginas más ricas del deporte argentino.
Lobo, Tripero, Basurero, Mens Sana. El Bosque, 60 y 118, La 22. Un terremoto, la Copa Centenario, Carlos Timoteo Griguol, René Favaloro. Tal vez, en una sola nota, no entrarían tantas formas de vincular un club de semejante tamaño con simples apodos, personas o coordenadas. Pero «Gimnasiá», como lo llaman cuando el fervor popular aumenta antes de cada partido, rompe cualquier barrera.
Nacido en el siglo XIX, cuando el fútbol aún era tan amateur como impracticado, el «Decano de América» marcó el rumbo de tantas otras instituciones. Sus orígenes en La Plata lo convirtieron en una de las dos entidades más importantes y respetadas de la ciudad. Por eso mismo su grandeza lo llevó a pelear campeonatos de Primera División y asentarse en la categoría donde militó durante la mayoría de las temporadas del profesionalismo.
La pasión por el Lobo fue creciendo a medida que los triunfos y los sinsabores se fueron mechando en la historia. Ser del Lobo está en el ADN. Por eso mismo es una de las instituciones que anualmente hace una campaña de donación de sangre para que no sea colorada, sino azul y blanca. Así sus hinchas van, con la casaca puesta, a la única extracción que genera placer.
Su himno, tan histórico como el club, lo ha dejado bien claro en las estrofas finales. Y en sus 128 años de vida se cantó como lo seguirá haciendo, eternamente, cada hincha de Gimnasia. «Siempre fuertes, siempre unidos, por Mens Sana conocidos. Lucharemos sin cesar, pues sin luchas no hay victorias y nosotros las queremos». ¡Salud, Lobo! ¡Feliz cumpleaños!
