El primer partido de las eliminatorias para la próxima Copa del Mundo tuvo emociones y no así goles. La Albirroja dominó, tuvo un hombre de más durante toda la complementaria, pero entre los parantes y las buenas atajadas del guardameta de la Bicolor debió conformarse con el 0 a 0.

Perú tan sólo asustó a su rival en el período inicial con una réplica donde Andy Polo enganchó en la puerta del área grande y remató desviado. El resto fue todo un monólogo de Paraguay que mostró buenas individualidades y apetecible juego colectivo aunque masticó bronca por el score final.

La primera clara fue pasado el cuarto de hora con un tiro libre de Diego Gómez. El compañero de Lionel Messi en el Inter Miami buscó sorprender con un zapatazo venenoso que obligó a Pedro Gallese a una de las tantas salvadas que tuvo en Ciudad del Este.

Los palos hicieron de la suya en la etapa inicial. Una especie de chilena que dibujó Gustavo Gómez dio en el horizontal. Lo mismo sucedió en la última previo al descanso cuando Luis Advíncula dejó con diez jugadores a Perú y Diego Gómez, con otro tiro libre, reventó el travesaño de Gallese.

En la complementaria, Juan Reynoso ordenó mejor las piezas sabiendo que estaba en desventaja numérica. Así aguantó los embates del conjunto local como fueron un zapatazo de Diego Gómez desde la puerta del área grande apenas desviado, un zurdazo de Miguel Almirón sin ángulo que tapó Gallese y una notable salvada del guardameta de la Bicolor ante un cabezazo sorpresivo de Fabián Balbuena por el primer palo.

El epílogo no fue apto para cardíacos porque Paolo Guerrero, con un tiro sorpresivo, estrelló un tiro en el caño que pudo darle la victoria a la visita casi sin buscarlo. En la réplica, dos veces el palo derecho en la misma acción le negó el festejo a la Albirroja tras los remates de Alejandro Romero Gamarra y Carlos González.

Perú salió ileso de Ciudad del Este en el estreno de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial del 2026. Paraguay mereció mucho más que un debut con empate 0 a 0 aunque no pudo con su propio infortunio, los parantes, y la notable noche del histórico Gallese.

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