Oscar Domingo Blanco había desaparecido de la escena deportiva hace ya varios años para encargarse de un proyecto en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires. No obstante, el gran «Cachín» dejó históricos recuerdos tanto en Primera B, como en el añorado Nacional y en la elite para convertirse en uno de los entrenadores más reconocidos durante un par de décadas. La triste noticia llegó a la madrugada confirmando su deceso a los 71 años de edad.
Fue ayudando de campo del famoso Silvio Marzolini hasta que, al igual que muchos, decidió abrirse camino por su propia cuenta. Salió campeón con San Miguel en un recordado campeonato por la gente del Trueno Verde y su fama iba, justamente, en «ascenso». Sus buenas campañas ya le valían que los clubes de la segunda división se disputen por él y su cuerpo técnico.
Blanco pasó por Banfield e Independiente Rivadavia de Mendoza pero aquella temporada 2002/03 lo consagró en Atlético Rafaela. Era saltar a la elite del fútbol argentino, codearse con los grandes. Sin embargo, su perfil aguerrido, de padre, de buen tipo, lo llevaba siempre a nuevos desafíos para formar planteles muy humanos con lindo fútbol. Eran apuestas y Unión de Santa Fe pensó en él.
Dirigió en Ecuador al Emelec, en Mendoza a San Martín, pasó por Almagro y por Estudiantes de Buenos Aires mudándose de una vereda a la otra, estuvo en Deportivo Morón y quedó a la nada misma de darle un ascenso histórico a Acassuso. Sin embargo, su última gran obra maestra fue ese campeonato con Sportivo Italiano que arrasó en la B Metropolitana para llevarlo, sin dudas, a la B Nacional con un equipazo inolvidable en la campaña 2008/09.
Su vida se apagó la madrugada del 27 de junio de 2020, un invierno que quedará para siempre en el olvido pero así también en el recuerdo. Aún se escuchan las voces desaforadas gritando «que de la mano, de Cachín Blanco, todos la vuelta vamos a dar». ¡Qué en paz descanses, Oscar!
